Un proyecto de restauración de casi 12.000 prendas busca valorizar y reciclar un patrimonio cultural abandonado durante décadas.

El vestuario de la Comedia Nacional fue nómade en el Teatro Solís por décadas. El enorme inventario no encontraba un lugar fijo en el emblemático edificio de la calle Buenos Aires y con cada mudanza se deterioraba cada vez más, acumulando polvo y otras pestes textiles que proliferan en los sitios mal acondicionados. Las prendas, que rondan las 12 mil y forman parte de un patrimonio que se extiende por 70 años, necesitaban un lugar especial donde conservarlas. Cuando el Solís debió cerrar por reformas en 1998, ese retazo de la historia cultural uruguaya quedó relegado a tres casonas ubicadas en la calle Bartolomé Mitre, cerca del edificio principal del Solís.

Se almacenaron en esos edificios que la Intendencia de Montevideo alquilaba por no tener un lugar mejor, y durante casi 20 años el vestuario se añejó en humedad y encierro, algo que fue perjudicial para una parte de ese acervo. Algunas de estas prendas, icónicas por los elencos que las utilizaron y las obras de las que formaron parte, no pudieron volver a ser utilizadas, pero seguían guardadas en el lugar.

El año pasado, con el cambio de administración en el elenco estable de la Intendencia, comenzó a surgir un proyecto especial: la restauración y reacondicionamiento masivo de todo el vestuario que la institución había acumulado durante las siete décadas de su existencia. Desarrollado por un grupo de expertos en conservación de prendas y diseñadores de vestuario de teatro, coordinado e implementado por la Dirección de Cultura de la Intendencia y la Comedia Nacional, el proyecto comenzó a hacerse realidad en octubre del año pasado.

«Más allá de que no es el estreno de una obra, es uno de los grandes hitos de 2017 en la Comedia Nacional por la importancia que tiene el proyecto para la institución, que está cumpliendo 70 años de vida, y para el teatro nacional en sí, porque estos vestuarios también se prestan a otros teatros locales y compañías teatrales», explicó a El Observador el director de la institución teatral, Mario Ferreira.

«Esta administración se puso como objetivo hacer algo con esa cantidad de vestuario que estaba mal cuidado en las casonas que estaba alquilando la Intendencia, porque además de que se pueden reutilizar son parte del patrimonio histórico del teatro nacional y de esta institución», agregó Ferreira.

El equipo de trabajo

Isabel Mañosa, miembro del equipo de cinco expertos de este proyecto, dijo que ya existía un antecedente similar, aunque con proporciones y metas diferentes.

«Antes de trabajar con la Comedia, un grupo que integrábamos con María Laura Zorrilla y Claudia Copetti estuvo trabajando junto al teatro El Galpón en una iniciativa similar, que pretendía reordenar y acondicionar su vestuario de más de 1.800 prendas, por lo que en parte el trabajo no resulta nuevo. Si bien la cantidad era mucho menor a la que estamos manejando ahora, ese proceso nos demandó unos ocho meses de dedicación», afirmó.

El equipo actual está integrado por Mañosa y Zorrilla, que se dedican al rubro del diseño; Copetti, de la EMAD (Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático); Gerardo Egea, miembro de la Comedia, y Sergio Marcelo de los Santos, por el Teatro Solís. También colabora Mariela Villasantte, encargada del vestuario de la Comedia Nacional.

El Observador consultó cuál es el monto de inversión en este proyecto, pero la Comedia Nacional se excusó de dar la cifra por no contar con esa información al momento de publicar este artículo.

Húmedos y secos

La primera instancia de trabajo, y la más estresante según los involucrados, consistió en trasladar todas las prendas desde las casonas donde estaban desde hacía casi 20 años. «Fue la etapa más densa y complicada del trabajo por la inmensa cantidad de prendas que tuvimos que mover y por el estado en que se encontraban algunas», contó Mañosa. El proceso de la mudanza, que se realizó en camiones contratados especialmente para la tarea, demandó casi cuatro meses de trabajo e implicó que desde octubre hasta enero las energías de todos los involucrados estuviesen dedicadas a intentar causar el menor daño posible a la vestimenta.

Según los miembros del equipo, una de las casonas tenía serios problemas de humedad y la ropa que se encontraba allí fue la más perjudicada. «Lo más increíble que encontramos fue que algunas prendas se habían pegado a la pared, por lo que cuando las retiramos el diseño permaneció grabado en la pintura», comentó Zorrilla.

La mudanza requirió un proceso de selección cuidadoso: se desechó el vestuario en peor estado por la imposibilidad de recuperarlo y porque podría resultar peligroso para la conservación de las prendas que sí tenían chance de volver a la vida. «Muchas veces las telas más deterioradas acumulan pestes que pueden contaminar las que se encuentran en buen estado; luego hace más complicado el trabajo de restauración», explicó uno de los expertos.

A eso le siguió el acondicionamiento. Una vez ubicadas en un depósito transitorio trataron las prendas con químicos, pesticidas y productos de limpieza que eliminan las enfermedades textiles que las telas pudieran tener. Mañosa recordó que fue impresionante la cantidad de polillas que se encontraron en la ropa y que un gran número de estas prendas habían sido afectadas por completo por estos insectos. En las casonas, incluso, llegaron a encontrar ratas.

Pasado ese proceso, ahora algunas prendas se encuentran en «cuarentena», a la espera de que comience el inventario, una de las etapas más largas que implica catalogar cada uno de los vestuarios por obra, actor, año y diseñador. En este período, además, colaborarán pasantes de la EMAD. Cuando esto culmine y las prendas se encuentren en el mejor estado posible, serán reubicadas y ordenadas en la Sala de Pintura del Teatro Solís.

Si bien esperan que entre fines de este año y principios del próximo se termine con el proceso de restauración, catalogación y reubicación, los expertos son reacios a dar una fecha en concreto por las variantes de trabajo que se producen en cada una de las fases. «Los períodos van variando, porque en todas las etapas no se puede trabajar la misma cantidad de horas. Por ejemplo, no podemos estar expuestos a los pesticidas que se les ponen a las ropas por mucho tiempo», argumentó Mañosa.

Mientras tanto, algunas de las telas recuperadas ya se están usando para los espectáculos de la Comedia Nacional y se encuentran en el taller de vestuario a la espera de su puesta a punto.

Más allá del tiempo que demande, al final del camino la escena teatral uruguaya podrá volver a disfrutar del esplendor de un vestuario que otrora fuera parte de lo más destacado de la cultura nacional.

La Sala de Pintura

El lugar donde se reubicarán las miles de prendas de la Comedia será la Sala de Pintura del Teatro Solís, ubicado en el sector más alto del edificio.

Antiguamente allí era donde se pintaban los enormes telones y la escenografía que se utilizaba en las obras, pero después del incendio de 1998 y el posterior cierre de la sala, dejó de usarse con ese fin.

Durante la reforma previa a su reapertura en 2004 se remodeló el piso del espacio y quedó sin un uso fijo hasta ahora. En el proyecto de vestuario, la arquitecta de la Intendencia de Montevideo Gabriela Maccellaro se encargó de efectuar las recomendaciones pertinentes sobre este espacio, como protecciones especiales para los vidrios, el diseño de las perchas donde se ubicarán las prendas y la red contra incendios que ya se instaló.

Catálogo digital

La última parte del proyecto de recuperación de las prendas de la Comeda Nacional implica el desarrollo de un software que incluirá el catálogo y una búsqueda sencilla, para que los directores de vestuario de la compañía teatral puedan bucear con facilidad entre las miles de prendas disponibles, de manera de poder identificarlas por obra, actores que las usaron y diseñadores que las crearon. Este programa será creado por la empresa Crudomedia, con quien el grupo ya había trabajado en el proyecto para El Galpón. Aunque será de uso exclusivo para los miembros de la institución u otros interesados en utilizar el vestuario, no es el primer catálogo digital relacionado con el tema. En la web de la Comedia Nacional se puede acceder a una sección donde se encuentran cientos de bocetos de vestuarios que van desde 1948 a 1996.

12.000 prendas de vestuario
Son, aproximadamente, las que formaron parte del proyecto de reubicación y restauración.

Limpieza
Se utilizaron aproximadamente 15 litros de desinfectante, medio kilo de naftalina, cerca de 3 litros de alcohol y entre 5 y 7 litros de veneno para polillas.

Reutilización
Algunas de las telas que se encuentran en mejor estado pasaron ya a los talleres para poder reutilizarse en futuras obras.

Fuente: El Observador