La historia de Santiago Lagreca no es la de un niño común. Cuando tenía 7 años su padre llegó a pedir 100.000 dólares para espantar a un contratista que merodeaba la cancha. Cierta vez un dirigente del club Siete Estrellas lo captó jugando y quedó deslumbrado con el niño. Se lo llevó a su club con una propuesta que reunía el atractivo de asistir a la escuelita de fútbol del Chino Álvaro Recoba.
El chico fue a probarse a España, pero cuando llegó Atlético Madrid tenía el plantel cerrado y fue un golpe. Pero enseguida apareció otro interesado hasta que desembarcó en Real Madrid. En las infantiles merengues se hizo un lugar a fuerza goles y condiciones. Hoy, dando ventaja en la edad, fue citado a la selección Sub 17 de Uruguay.
Viajó solo a Montevideo para jugarse otra parada: ponerse la celeste. Acá se las arregla con parte de la familia. Su historia es sumamente particular como se refleja en el libro «La cara oculta del baby fútbol».
Santiago encandilaba
Dicen que cuando Rafael Perrone, uno de los captadores con más fama del país por la cantidad de futbolistas que sacó lo vio en acción, quedó boca abierta.
Y todo se precipitó. El exjugador de Danubio, Peñarol, la Juventus de Italia y la selección uruguaya, Ruben Pollo Olivera, apareció en escena y elevó una propuesta a la familia de Santiago para llevarlo a España. Los Lagreca quedaron conmovidos. El viaje los involucraba a todos. Era un cambio de vida. El niño tenía 11 años. No había terminado el baby fútbol. Empezaba el ciclo secundario.
Pero pese a todo, decidieron viajar. Santiago sería sometido a una prueba futbolística en Atlético Madrid.
Pero jamás imaginaron que el destino les tenía deparado un primer traspié. Cuando llegaron, el plantel de Aleti estaba cerrado. El Pollo Olivera movió sus contactos y el chico terminó fichando en Rayo Vallecano, el club donde jugó Fernando Morena. Marcó 50 goles. Un año después Santiago se ponía la ropa blanca de Real Madrid que se llevó al diamante uruguayo.
Un poco de historia
«¿Vos querés representar a mi hijo? Bueno entonces andá a un banco, poné 100.000 dólares a su nombre, y lo representás», fue la respuesta de Andrés Lagreca para espantar a un hombre que se le arrimó a preguntarle por Santiago mientras charlaba con su amigo Jorge Puglia en la cancha del club Nueva Juventud.
Desde que el niño tenía cuatro años se inició un verdadero desfile en el entorno de la familia. Apareció mucha gente preguntando por el chico, clubes interesados en llevarlo a entrenar y empresarios desesperados por conseguir su representación.
La historia de Santiago Lagreca es atípica. El chico, que nació el 24 de febrero de 2001, concurrió a la escuela 62 Suiza y cursó parte del liceo en el 59 del Prado.
Se inició en el mundo del fútbol infantil jugando en el club Mauá con 4 años. De allí se fue a Nuevo Juventud en La Teja donde estuvo cuatro años hasta que desembarcó en uno de los clubes más laureados del baby fútbol, el Siete Estrellas.
El chico llegó al club a través de una propuesta que incluía que asistiera a entrenar y aprender en la escuela de fútbol de Álvaro Recoba, con la condición de que los fines de semana tenía que estar al firme con la camiseta del Siete.
Su paso por el club de la calle Alberto Susviela Guarch y por la escuelita del Chino duró un suspiro. Fueron seis meses. Porque en un abrir y cerrar de ojos cambió de rumbo la vida de los Lagreca…
La historia oficial
Jorge Andrés Lagreca, el papá de Santiago, no es un improvisado en esto del fútbol. Jugó profesionalmente en River Plate. Es una pequeña ventaja que tiene ante el resto de los padres que muchas veces deben lidiar con una pequeña estrella en medio de un mercado plagado de intereses.
En la charla, el papá de Santiago comenzó diciendo: «Nos vinimos a España porque lo recomendó Perrone (Rafael, el encargado de la escuelita de fútbol de Danubio) y el Chino (Recoba) porque Santi fue a su escuelita de fútbol. Yo los conocía a los dos porque fui futbolista. Ellos querían llevarlo a Italia, pero por el tema del idioma entendieron que era mejor acá (en España) y lo que hizo el Rafa fue hablar con el Pollo Olivera que nos llamó y nos planteó qué nos parecía la idea de venir a España. Hicimos una reunión familiar en casa para ver que decían los chiquilines, y decidieron ellos. Acá estamos».
En el año 2012 la familia viajó a España. Cuando llegaron fueron alojados en un hotel que pagaba Ruben Olivera. La primera opción de prueba para Santi fue Atlético Madrid.
Real astuto
El tema es que cuando el niño llegó, el club colchonero ya tenía cerrado el plantel. Pero se movieron rápidamente y consiguieron que Santi fuera fichado por Rayo Vallecano. Una temporada le alcanzó para meter 50 goles lo que generó un rápido interés de Barcelona, Atlético y Real Madrid.
Los captadores del Madrid fueron astutos. Sin dar tiempo de reacción a sus competidores, los merengues invitaron al niño uruguayo a una recorrida por las instalaciones de la institución. Santi tenía 11 años, era hincha de Barcelona, pero aquella majestuosidad del Santiago Bernabéu, el estadio de los merengues, lo deslumbró. Se vistió de blanco.
Otra sociedad
En el intercambio con el padre del niño me quedó picando una interrogante. La familia viajó con el chico a realizar una prueba. Dejaron todo en Uruguay. ¿Pero qué pasaba si las cosas no salían como creían? ¿Cómo volverían? ¿Qué pasaría con Santiago?
«La idea se le explicó bien a Santi, le dijimos claramente que era una prueba, y que si no le iba bien volvíamos. Recuerdo que él decía que no pasaba nada, que de ninguna manera volveríamos porque confiaba en sus condiciones», respondió el padre del niño.
«Año a año renuevo el acuerdo de Santi en el Madrid, pero de palabra. A mí nunca me dieron un papel. Hay padres que firman y no leen lo que firman y el niño queda atado», expresó Lagreca.
El papá de Santi dice que en España se encarga de todo para que a su hijo no le falte nada y disfrute. Asume que no está en cualquier lugar. «Llegó con mucho sacrificio a un sitio donde quisieran estar muchos chicos españoles de su edad. Entonces esto lo tiene que disfrutar», acotó con orgullo.
Santi recibe un viático mensual. Son cuatro los jugadores de su edad que perciben ese dinero para moverse y cubrir las necesidades básicas. Recién cuando pase a ser juvenil quedará habilitado a percibir su primer salario. Mientras tanto, su padre trabaja en una empresa del rubro inmobiliario.
El sueño de Santiago sigue en marcha.
Fuente El Observador – Foto: Real Madrid