De todas partes quieren saber qué secreto tiene la celeste que en ocho años mandó a Ronaldo a su casa, le sacó la Copa América a Messi en 2011 y eliminó a Italia e Inglaterra en 2014

Por Jorge Señorans

«Lo hicieron de nuevo. Son los uruguayos. Son los mismos de siempre. Son los del Mundial del 50, son los de los Juegos Olímpicos, son los de las copas Libertadores, son ellos, son los orientales, son los inclaudicables. Hay que ser uruguayo para imponerse en dramático final. Otra vez lo hicieron». El grito del relator chileno surcaba la noche del 16 de julio de 2011 en Santa Fe. Uruguay eliminaba a la Argentina de Messi en su casa. Vaya paradoja del destino, en un estadio denominado Cementerio de los Elefantes, porque es la tumba de todos los grandes.

Años después, el mundo vuelve a hablar de los uruguayos. Y se preguntan lo inexplicable. ¿Qué tienen los uruguayos?

En el Mundial de 2014 el técnico de Italia, Cesare Prandelli, dijo: «Debemos ser determinados y luchar como Uruguay. Ellos tienen un sentimiento patriótico que nosotros no tenemos, como nación». No pudo. Se fue a su casa.

En la Copa América de 2011 el astro Diego Armando Maradona había avisado: «Ese Lugano cuando va al área no le mira la cara ni a la madre».

Por estas horas se viralizó un comentario del exfutbolista Jorge Valdano: «Si van ganando sabrán defenderse; si van perdiendo atacarán con desesperación; si el partido se pone brusco trabarán con los dientes; si hay que perder tiempo lo harán con inteligencia; si juegan contra 200 mil personas las desafiarán a todas. Maravilla ver que el primer país que conoció la gloria mundial sea el último en perder la humildad. Da igual el nombre del jugador, todos reman con la misma fuerza y en la misma dirección. En eso consiste jugar a la uruguaya, los que no somos uruguayos les miramos con una admiración que dura casi un siglo».

Hay un detalle que pocos perciben y que recorrió el país en un video que invadió las redes sociales, y dice que «existe un lugar en el mundo donde el que hace un gol no señala el número de su camiseta sino que festejan gritando dos palabras: ¡Uruguay nomá!».

Solo los uruguayos
Hay una realidad que no tiene explicación y que no la logró ningún fútbol del mundo. Mire para donde quiera. No existe en Alemania, en Brasil, Italia, España, Portugal, Argentina.

No existe un país que logre vencer en una final con 100 mil personas en las tribunas, que elimine y se consagre campeón en Argentina contra los mejores del mundo como Maradona (1987) y Messi (2011); que un equipo gane la Copa Libertadores de 1982 en la hora con gol de Morena o en el 87 cuando los colombianos contaban los segundos de descuento y Aguirre pateó con el alma; o el cabezazo con la nuca del Vasco Ostolaza para permitir que Nacional saliera campeón del mundo. Busque el país que quiera. No lo va a encontrar. Unos tendrán una cosa, pero les faltará la otra.

De 2010 a la fecha
La nueva era de Oscar Tabárez al frente del equipo permitió sumar nuevas páginas a la historia. A la citada eliminación de Argentina en la Copa América de 2011 con Messi y todas sus estrellas, se sumó dejar por el camino a dos potencias como Inglaterra e Italia en el Mundial de 2014. Y por estos tiempos, silenciar a los rusos en su propia casa con tres goles y mandar a Cristiano Ronaldo a su casa en octavos de final.

La historia se construye con infinidad de hechos. Desde una pelota que pegó en el palo y no entró al talento de las individualidades. El fútbol está lleno de imponderables.

Pero en la nueva era hay dos detalles que marcaron: respeto y adhesión.

Hay quienes dicen que los mensajes deben ser claros y que se debe pregonar con el ejemplo. Allá por 2006 cuando Tabárez se reunió por primera vez con el plantel, donde estaba un joven Diego Godín, habló claro: «¿Saben lo que dicen de ustedes en Uruguay? Que van a robar la plata. Está en ustedes cambiar ese concepto. Solo les pido adhesión».

El pasado sábado los jugadores uruguayos volvieron a dar una nueva muestra de una adhesión que enorgullece a su pueblo. Cavani, una estrella mundial, se rompió todo por su camiseta.

Hay imágenes que valen más que mil palabras. Cuando Tabárez sacó a Cavani contra Rusia y le fue a explicar algo, Edi tomó de las manos al Maestro tal si fuera un hijo ayudando a su papá en un momento de dificultad. Eso se llama respeto.

¿Qué hay en esta tierra?
Como cada cuatro años el mundo se pregunta lo inexplicable: ¿Qué hay en esta tierra?

¿Cómo un país tan pequeño, con escasos habitantes logra sacar tantos jugadores y reunir tanta gloria deportiva a pesar de sus carencias económicas?

Cuando del extranjero vienen a buscar las razones que llevan a un país de tres millones de habitantes a tumbar a las potencias mundiales van al Complejo Celeste y se sorprenden de la austeridad. ¿Saben que es lo primero que se les muestra los extranjeros que visitan la concentración celeste? El parrillero. «Se lo mostramos con tanto orgullo. Y se van con eso de que acá hay tanta pasión», reveló el intendente Claudio Pagani en el libro Maestro, el legado de Tabárez. «Y después, cuando les mostramos el fogón y les cuento lo que culturalmente significa para nosotros prender un fueguito y estar ahí… no lo pueden creer».

Fuente: El Observador