Tras una gira por Argentina, nueve de los 41 miembros de la delegación que estuvieron en el vecino país tomaron la opción de venir a Uruguay por dos días. Aquí recorrieron bodegas de Maldonado y Canelones, llevándose una buena impresión de nuestros vinos.

Para comprender mejor la importancia de esta visita, comenzaremos por contar qué es un Master of Wine, y cuál es su origen. El Institute of Masters of Wine se creó en Londres en 1955 a instancias de la necesidad identificada por la Vintners’ Company, cuyas antiguas raíces remontan a 1363, y por la Wine and Spirit Association, de contar con un patrón común para estandarizar el nivel de conocimientos sobre vinos de los ‘profesionales’ en el Reino Unido.

Con ese propósito, se preparó en 1953 un riguroso examen de admisión de miembros fundadores, al que pre calificaron 21 candidatos, de los cuales únicamente seis aprobaron. Esta rigurosidad se extiende aún hasta nuestros días, pues el año pasado se presentaron a la prueba final 150 estudiantes, y solamente 18 recibieron la ansiada distinción de ostentar la sigla MW después de sus nombres. También es de destacar que en la actualidad hay sólo 366 Masters of Wine en el mundo, diseminados en 28 países, y que hay 350 estudiantes provenientes de 40 países dentro del programa. Si bien el programa estuvo abierto a ambos sexos desde su inicio, recién en 1970 alcanzó este título la primera mujer, Sarah Morphew Stephen MW.

Para ser Master of Wine no se requiere un conocimiento previo específico: entre los MW hay enólogos, comerciantes, periodistas, empresarios, consultores, académicos, docentes, etc.

Los visitantes

Entre el 24 y el 26 de febrero visitaron nuestro país, en orden de jerarquía por su antigüedad y procedencia: Peter T. Koff MW (1993, Irvine, CA, EE.UU), Patrick Farrell MW (1998, California, EE.UU.), Roderick Smith MW (2006, Riviera, Francia), Mai Tjemsland MW (2009, Oslo, Noruega), Pedro Ballesteros Torres MW (2010, español residente en Bruselas, Bélgica), Cees van Casteren MW (2012, Vanren, Holanda), Robin Kick MW (2014, Suiza), Victoria Stephens-Clarkson MW (2015, Londres, Reino Unido) y Konstantin Baum MW (2015, Baden-Baden, Alemania).
El sábado 24 visitaron las bodegas Viña Edén, donde probaron vinos de esa bodega y también de Viñedo de los Vientos y Alto de la Ballena; y Garzón. El domingo 25 visitaron bodega Familia Deicas, que presentó sus vinos y allí también lo hicieron las bodegas Marichal, Pisano y Viña Varela Zarranz; y Bouza, donde estuvieron en la degustación asimismo vinos de Cerro Chapeu, Dardanelli y Traversa.

Un trío de opiniones

Bodegas del Uruguay dialogó en exclusiva con Robin Kick, Pedro Ballesteros Torres y Patrick Farrell, quienes respondieron a nuestra inquietud de conocer sus opiniones luego de esta breve visita.

¿Cuándo y dónde recuerdan haber probado por primera vez un vino uruguayo?

PBT: Hace bastantes años, había probado en Europa los vinos de Stagnari y de Pisano en la Embajada de Uruguay, donde de vez en cuando se hacían presentaciones; pero nunca los había conocido personalmente. Así conocí la Tannat, pero con la idea de que Uruguay era un país más cálido que Argentina, no se veían los vinos. Uruguay es un país nuevo para nosotros.

PF: En mi caso, creo que fue más o menos ocho años atrás, en alguna de las ferias internacionales europeas, en Vinexpo o en la London Wine Fair.

RK: Mi primera vez fue en este viaje, aquí, en Uruguay.

¿Cómo definirías en una frase lo que vieron y probaron en nuestro país?

RK: Una experiencia reveladora de vinos frescos, balanceados y con carácter, que bien vale la pena descubrir.

PF: Yo lo definiría como un país en que la mayoría de sus vinos portan la influencia de las brisas del Océano Atlántico.

PBT: Bastante similar. Diría que es un país vitivinícola construido sobre el Océano Atlántico; país de vinos frescos, originales, únicos; que tiene que desarrollar esa visión y ese concepto.

¿Conocían previamente su ubicación geográfica?

PF: (Riendo) Yo creía que quedaba más al norte, más cerca del Ecuador que Argentina, y que era una región cálida pero resultó ser mucho más fresca de lo que esperaba.

RK: Igual… me impactaron el clima y la topografía. En mi imaginación, también hacía a Uruguay como un país más cálido o tropical, y me encantó que fuese fresco, verde y ondulado. Me sorprendí mucho. También por el hecho de que fuese tan tranquilo, lo cual es muy atrayente.

En consideración a los vinos que han catado, ¿estiman que Uruguay tiene un buen potencial como país productor y exportador en el momento actual de la vitivinicultura mundial?

PBT: Creo que tiene un potencial muy serio porque tiene un clima único, muy fresco, totalmente diferente al clima argentino. Su clima le permite desarrollar finura en sus vinos. Queda, por supuesto, mucho por hacer: investigar esos suelos, investigar las mejores adaptaciones de variedades al clima, pero el potencial está ahí, y puede ser muy alto para la calidad.

RK: Para mí, los que adoptaron una enología más moderna son los que tienen más potencial como productores y exportadores. Por moderna quiero decir que no utilizan mucha madera y protegen la fruta de la oxidación, permitiendo al vino mostrar su carácter y que no tenga gusto a viejo antes de tiempo. Con la Tannat, por ser su variedad emblemática, van a abrir mercados; pero realmente disfruté de los vinos que innovaron sobre las cepas del norte de Italia, apegándose a esa raíz, de la que también atrae la viticultura sin riego. De su vinicultura, me asombró el abanico de opciones que encontraron con la Tannat, desde el espumoso, pasando por los tranquilos y llegando a los vinos de postre, una verdadera diversidad, y cómo controlan el alcohol sin perder acidez.

PF: En función de lo que he probado, diría que las posibilidades son muy buenas pero lleva tiempo y esfuerzo desarrollar cada mercado de manera individual. Pero sí, hay un lugar importante en los mercados internacionales para los vinos uruguayos.

¿Los consideraría como vinos exóticos?

PF: No, no. Para nada. En el mundo de las variedades tintas, la Tannat no es una de las variedades más comunes. En ese sentido, de alguna manera tiene cierto exotismo, pero Uruguay es un país único que garantiza como país de procedencia un lugar para sus vinos en el mercado internacional. Lo importante, en mi opinión, es ganar fuerza para diferenciar a los vinos uruguayos de otros, y eso es más difícil de lograr con otras variedades como Pinot Noir o Cabernet Sauvignon.

¿Ha probado los Albariño uruguayos? ¿Qué le parecieron?

PBT: He probado dos, son un estilo de Albariño muy particular, el de Bouza me pareció muy bueno, y el de Garzón me gustó muchísimo. Son albariños bastante más alcohólicos que los gallegos, pero tienen una definición de frutos muy bonita, creo que tienen un potencial enorme. Es un estilo único, en realidad, no quieren ser gallegos, quieren ser atlánticos, del otro lado del Atlántico. Tienen otra expresión que te está hablando de que el mar es diferente en los diferentes sitios. Creo que para Uruguay es una gran apuesta de futuro, sobre todo en la zona más costera.

¿Cómo será el consumidor de vinos de la próxima década, y cómo va a manifestarse la tendencia del consumo en el negocio del vino?

RK: Ya estamos presenciando cambios. El consumidor, a medida que es más ilustrado en materia de vinos, quiere probar variedades más nativas, nuevas regiones. Busca salir de su zona de confort de lo que ya conoce. Siempre habrá consumidores conservadores, pero el nuevo consumidor quiere ser más bien un descubridor. Veo que este concepto se va a intensificar y desarrollar en esta década. También en tal sentido habrá más vinos «únicos», que tienen una historia nueva para contar. El público se cansó de ver y escuchar siempre la misma historia. Aún los grandes productores mundiales han creado pequeñas líneas que «imitan» a los pequeños productores, más artesanales, más single vineyards, más cuvées de edición limitada. En los próximos años el consumidor valorará esta singularidad.

PF: Creo que seguirá con la tendencia de la última década, es decir, el crecimiento de China y el consumidor migrando en Reino Unido su paladar en busca de vinos más frescos. Ambos mercados han alterado sustancialmente el mundo del vino, especialmente el mercado chino. Pero también hay muchos cambios que están sucediendo que pueden modificar fuertemente el mercado inglés, por ejemplo, el cambio climático que enfrentan varias regiones… menos agua, más calor, y como consecuencia demasiado nivel alcohólico, son variables que comenzarán a pesar.

PBT: ¡Eso no lo sabe nadie! Me imagino que habrá algunas tendencias importantes. La gente está buscando más vinos frescos, y eso va a ayudar mucho a Uruguay. También tenemos, como expresó Patrick, el problema del cambio climático, que no sabemos cómo va a afectar a los países, y es un factor de riesgo importante, y por supuesto, todos los factores de la inestabilidad mundial. Pero yo tengo mucha confianza en que se seguirá vendiendo mucho vino, mucho vino de calidad. Si Uruguay sabe tener confianza en sí mismo y encontrar su propia definición de su personalidad, tendrá un sitio muy bonito en el mercado del mundo.

PF: Quiero agregar que para la comercialización de los vinos uruguayos será muy importante que el marketing de su turismo enológico se desarrolle en paralelo. Creo que el enoturismo continuará ganando importancia en el futuro y la combinación de ambos será una manera importante de crecer para Uruguay: tiene que comercializar sus exportaciones en combinación con su turismo enológico.

¿Considera que estamos a un buen nivel en enoturismo comparado con el resto del mundo?

PF: En general sí, pero deberán realizar más obras de infraestructura. Los lugares que visité tienen buenos accesos por rutas troncales, pero los caminos vecinales eran muy difíciles de transitar. El buen acceso a las bodegas es fundamental para lograr que la experiencia en ellas sea satisfactoria.

Fuente: Bodegas del Uruguay