Para el artista uruguayo, que las obras de Picasso y Torres García coincidieran en el MoMA «es un reencuentro».

La tienda de regalos del MoMA es uno de los lugares más concurridos por los turistas, pero especialmente por los amantes del arte, el diseño y la arquitectura. En la entrada, se destacan los catálogos de las exposiciones actuales: el español Pablo Picasso, el uruguayo Joaquín Torres García y el libanés Walid Raad.
El encuentro de los dos primeros, uno al lado del otro, podría pasar inadvertido, pero no para el artista Pablo Atchugarry. Para él, que Picasso y Torres García compartan espacio con sendas exhibiciones, pareciera ser una vuelta más en el viaje del tiempo.
«Ellos de alguna manera fueron contemporáneos, se conocieron. Por eso verlos en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, más que una coincidencia, es un reencuentro, un nuevo diálogo entre ellos», destacó.
A pocas horas de abordar un vuelo hacia Italia, Atchugarry y su hijo Piero conversaron con El Observador sobre los detalles del pre-opening de The Arcadian Modern, una completa retrospectiva del legado de Torres García.
Allí se dieron cita personalidades del mundo del arte europeo, norte y latinoamericano, el canciller uruguayo José Luis Cancela y las autoridades consulares, así como los representantes de las galerías de arte y fundaciones que colaboraron con el montaje.
«La muestra está muy bien montada. Son 190 obras de todas partes del mundo. Me impactó personalmente la estructura de la exposición, hay muchas obras que no conocía y uno va descubriendo los períodos de producción en cada sala», dijo Piero.
«La exposición es extraordinaria, hay obras de gran calidad. Ha sido muy bien curada y es el resultado de un gran trabajo, lo que demuestra el interés volcado por el MoMA en Torres García», destacó por su parte el escultor y presidente de la Fundación Atchugarry.

Eso se refuerza con la capacidad de colectar obras y traerlas desde museos de España, Venezuela, Uruguay, y colecciones privadas en Estados Unidos y varios países. «Yo tuve la ocasión de ver una retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de París, pero esta vez tengo la sensación que es mucho más completa y fuerte porque se podrá leer el desarrollo artístico de Torres García». Lo que más le impactó a Pablo Atchugarry fue el montaje, la revalorización de las obras en contraste con las paredes blancas y las luces.

El Observador supo extraoficialmente que algunas de las obras fueron reenmarcadas con autorización de los dueños para cumplir con los estándares estéticos, de calidad y seguridad de MoMA.

Otro de los aspectos destacados en esta retrospectiva, dijo Atchugarry padre, es la evidente relación que Torres García tuvo con Piet Mondrian. Los artistas se conocieron en 1929 y, junto a Michel Seuphor, fundaron el movimiento Cercle et Carré (Círculo y Cuadrado), con el propósito de ser una alternativa ante la predominancia del surrealista parisino.

«Además de eso, la gran influencia que tuvieron sobre él los muros incaicos, elementos indios como el sol y la simbología que él usó uniendo a Latinoamérica… Se me cayeron las lágrimas de emoción», confesó.

Padre e hijo coincidieron en que como uruguayos, se sintieron orgullosos, bienvenidos y apreciados. «Fue una ocasión única, nos sorprendió además la cantidad de uruguayos que llegaron», indicó Piero.

Para cerrar, Pablo Atchugarry declaró: «El trabajo organizador de Luis Pérez-Ormas, la curadora de Arte latinoamericano Estrellita Brodsky y Karen Grimson, del MoMA, es un justísimo homenaje a la obra de Torres García». Y continuó: «Es muy importante, podemos asomarnos, dar un respiro a esos años».

Fuente: El Observador