La Fundación Celeste realizó el segundo encuentro del Ciclo Charlas por el Camino 2018, esta vez con Santiago Urrutia y Pablo Cuevas como protagonistas.

Este Ciclo de Charlas, es apoyado por la marca país Uruguay Natural y propone tres encuentros con deportistas uruguayos que se destacan en diferentes disciplinas y han triunfado en el exterior.

Todo lo recaudado en estos encuentros es a beneficio del proyecto Ramas, que apunta a apoyar al deporte amateur e integra el otro proyecto denominado Árbol Celeste, en el cual también está incluido el ciclo de disertaciones de figuras del proceso de la Selección Uruguaya de Fútbol.

En un ámbito íntimo e inspirador, la charla del pasado martes 16 tuvo lugar en el Movie de Punta Carretas, y fue conducida por El Gran Gustaf. Allí, tanto Cuevas como Urrutia contaron sobre sus inicios, lo duro que se hace el comienzo de una carrera internacional y los logros alcanzados, a la vez que reconocieron la presión que sienten cuando toca perder.

Urrutia recordó el esfuerzo que hicieron sus padres para que él lograra convertirse en un corredor de autos profesional, que implicó por ejemplo dejar que a los 14 años se radicara solo en un pueblito italiano cercano a Verona, donde comenzó a darle forma a su “sueño”.

El corredor también contó detalles sobre cómo es empezar en el automovilismo sin sponsors, y recordó que su primera carrera de kart la corrió a los tres años. Tal vez por eso, confesó que en la actualidad no tiene ídolos, salvo su abuelo del que dijo es “su gran ídolo” a nivel personal, y sus padres que son sus referentes. Su sueño hoy en día sigue siendo el de sus comienzos: correr en Fórmula Indie y ganar.

Por su parte, Pablo Cuevas recordó el trabajo que fue entrar en los circuitos y grandes clubes siendo un chico que creció entre Salto y Concordia, en una familia que no tenía ningún vínculo con el tenis. Cuevas practicaba en el Club Remeros de Salto, vivía en Concordia y como no tenía medios para ir a practicar, cruzaba el Río Uruguay en canoa hasta el Club. A los 16 años se fue a vivir a Santa Lucía del Este con su entrenador de aquel momento, al que definió como una persona “que sabe enseñar, educar y transmitir la disciplina del tenis”, y al que aún hoy siente como un referente.

El salto de Cuevas a las ligas mayores se dio cuando comenzó a participar en torneos en Argentina. Luego se radicó en Rumania durante dos años, un país chico pero que al estar en Europa le permitió entrenar cerca de los lugares míticos del mundo del tenis, como Roland Garros.

Acerca de los mayores exponentes del tenis mundial actual, Cuevas comentó las diferencias entre Rafael Nadal – “entrena sin parar, es exigente y super detallista”- y Roger Federer –“es muy descontracturado y hace chistes durante los partidos”-, para concluir que éste último “es una persona con un don natural”.

Fuente: Marca País