El detrás de escenas de un clásico uruguayo que llega a su edición N° 34.

El Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay dará comienzo a su edición Nº 34 mañana martes 22 y contará con la proyección de películas procedentes de múltiples rincones del mundo en ocho salas de cine de Montevideo.

La apertura será a la hora 20 con la proyección de Los exiliados románticos (2015), del cineasta español Jonás Trueba, que será parte de una cartelera de 200 títulos que se verán durante el evento.

Organizado año a año por Cinemateca, detrás de esas dos centenas de obras hay un largo proceso que comienza una vez que el festival anterior termina y marca en ese momento el punto de inicio para el siguiente.

En conversación con El Observador, la coordinadora de Programación de Cinemateca y el festival, Alejandra Trelles, explicó en detalle el proceso detrás de la cacería de películas que provocan el interés entre los cinéfilos del mundo, en un camino de recolección que suele terminar en visitas a festivales de renombre dentro de la industria, como Cannes.

Recambio

Una vez terminado el festival anterior, comienza la búsqueda de una nueva serie de películas para ser proyectadas el año próximo. Aproximadamente se recogen más de 200 obras entre largometrajes y cortometrajes. Tras realizar una evaluación de todo el evento, se buscan diferentes enfoques para las retrospectivas o muestras especializadas para el próximo festival, con el objetivo de no repetirse año a año. Por ejemplo, dado que este año habrá secciones dedicadas al cine de Italia y España, es probable que para 2017 el festival contenga.

Buenos Aires

El Festival Internacional de Cine Independiente de Buenos Aires (BAFICI) es uno de los lugares en el que el equipo de Cinemateca se asegura encontrar una buena cosecha de películas de interés. El evento argentino programa cerca de 400 películas. Su tamaño, más un espacio destinado para el intercambio y negocios entre productores, programadores, críticos, directores y distribuidores titulado «Oficina de la industria» es otra de las razones que hacen al BAFICI una parada asegurada a la hora de armar el Festival Cinematográfico Internacional de Uruguay. «El BAFICI es una referencia porque sucede enseguida después de nuestro festival», explica Trelles.

Cannes

El Festival Internacional de Cine de Cannes es otra de las visitas infaltables a la hora de buscar películas. «Tuvimos que aprender a movernos entre ahí», indica Trelles. Dado el costo que tienen algunos largometrajes, desde Uruguay se suelen buscar acuerdos más pequeños con distribuidoras que involucran «paquetes» de varias películas. «Es como la Feria de Tristán Narvaja», comenta la programadora. «Parten de un precio disparatado y vos le hacés una contraoferta hasta que llegas a un acuerdo». Una película novedosa del Festival Cannes puede tener un costo de US$ 1.600 por dos exhibiciones en el país que la quiera exhibir.

Competencias

Una de las políticas que el certamen organizado por Cinemateca ha mantenido durante años es la de no pagar por las películas que entran en sus competiciones. Actualmente, el festival se divide en las siguientes categorías: una de cine internacional, otra de cine iberoamericano y otras secciones dedicadas a nuevos realizadores y al cine con enfoque en Derechos Humanos. De acuerdo a Trelles, la cinemateca nacional todavía cuenta con suficiente prestigio internacional como para lograr el interés de agentes de venta exteriores en brindar sus largometrajes para competir dentro de Uruguay.

Digitalización

Uno de los mayores cambios que ha atravesado la industria cinematográfica es el salto de la filmación y proyección en cinta, por ejemplo, de 35 milímetros, hacia formatos digitales. Actualmente, a la hora de seleccionar y exhibir filmes de otros países se trabaja con un formato llamado DCP (Digital Cinema Package). Para ver la película, que se mantiene encriptada, se debe acceder a ella a través de una clave que se conoce previo a la hora estipulada para proyectar el filme en el festival, con el fin de disminuir los riegos de piratería. También se trabaja con links de descarga con películas que pueden llegar a tener un tamaño de 80 gigabytes. En comparación, una película pirateada por usuarios suele pesar entre 700 megabytes y un 1 gigabyte, según su calidad.

Redes sociales

Además del trabajo de los programadores que visitan festivales o están en negociaciones con distribuidores y agentes de venta, otra de los criterios utilizados es una convocatoria realizada a través de las redes sociales de Cinemateca con sus seguidores. Allí se consulta por recomendaciones y títulos a tener en cuenta según la comunidad virtual de la organización.

Riesgo

«Es una edición atípica», señala Trelles al momento de hablar de la elección de películas de 2016. «El jurado va a tener un desafío. Son películas con estéticas y premisas muy diferentes. Nos quedó un festival con más riesgo y más apuesta. Es un espacio de resistencia al cine de fórmula», remarca la programadora.

Fuente: El Observador