Hombres de negocios que llegaron a Uruguay a trabajar cuentan cómo fue su adaptación, con qué obstáculos se encontraron y su perspectiva actual.

En los últimos años, una economía en expansión convirtió a Uruguay en un país más atractivo para recibir a extranjeros que llegaron para seguir desarrollando su carrera laboral. De la mano de las compañías en las que ya trabajaban, o decidiendo emprender de manera independiente un nuevo negocio en el país, varios trasladaron su lugar de residencia.

Café & Negocios consultó a cinco extranjeros que tomaron esta decisión y ahora están viviendo y trabajando aquí, ya sea como ejecutivos dentro de grandes compañías o llevando adelante proyectos personales.

Si bien sus orígenes y trayectorias personales difieren, varios destacaron la amabilidad que encontraron en los uruguayos, además de una tranquilidad generalizada en el país.

También hubo menciones a que en ciertos aspectos en sus respectivas áreas, Uruguay está un estadio más atrasado que sus lugares de origen, lo que algunos señalaron como una ventaja para llevar adelante su negocio.

Producto nuevo

Sobre todo enfocado en los ejecutivos, y relacionado con el crecimiento de este público en los últimos tiempos, hoy varios actores ofrecen servicios para este segmento.

La consultora KPMG es uno de ellos. Su departamento legal da asesoramiento a los ejecutivos foráneos en diferentes aspectos asociados a la reubicación, como la documentación necesaria para distintos trámites, a qué lugares dirigirse e incluso los acompañan a hacer estos trámites.

Asimismo, KPMG ofrece desde el año pasado un nuevo producto, que busca reinsertar en el mercado laboral a las parejas de los ejecutivos que llegan al país.

“A veces la pareja no tiene intenciones de reincorporarse, pero en otros casos tiene una carrera profesional en su país de origen y no quiere dejarla”, explicó la consultora en recursos humanos de KPMG, María Laura Volpi. En este caso, se asesora a la persona en cómo es el mercado de trabajo en Uruguay y qué aspectos tener en cuenta cuando se busca un empleo aquí (ya que puede ser diferente a lo que conoce la persona previamente).

De acuerdo a Volpi, que la pareja obtenga un trabajo “facilita y baja las posibilidades de que la persona y su familia no se adapten al medio”.

El objetivo de KPMG es que durante este año este producto sea más demandado que durante su primer año, dado que, se estima, “se va a seguir manejando este tipo de situaciones de expatriados”, sostuvo Volpi.

Soporte

Advice, consultora especializada en recursos humanos, también presta varios servicios para los extranjeros.

Su director, Federico Muttoni, comentó que muchas empresas a nivel internacional, como parte del apoyo al traslado de sus ejecutivos fuera del país, les brindan servicios de reubicación o relocation.

En los últimos años, impulsado por algunas políticas del gobierno de Argentina, por la compra de empresas y la instalación en el país de grandes proyectos, se vio incrementada la cantidad de extranjeros que desembarcaron en Uruguay, dijo Muttoni.

“Pero diría que ya desde el año pasado quizás ya con un poco menos de fuerza”, añadió.

En Advice, además de asesorarlos a nivel legal, entre otros servicios, también se le brinda el soporte necesario a la pareja y la familia del ejecutivo, por ejemplo, para encontrar una vivienda o un colegio para los hijos.

Otro aspecto es el asesoramiento para el cónyuge que no está trabajando, si es que quiere hallar un empleo.

Recién llegados: más que una vivienda

Con la experiencia de haber trabajado para una multinacional, donde debía atender a los extranjeros que venían a trabajar a Uruguay, y luego de haberse vinculado al sector inmobiliario, Nora Rosso creó, hace seis años, Relocations Uruguay, una empresa especializada en asesorar a los extranjeros que llegan a trabajar a Uruguay. “La gente no solamente precisa encontrar una casa para vivir, precisa muchos servicios”, señaló Rosso, quien dijo que su trabajo implica presentar al país con sus “cosas buenas y sus inconvenientes”. A pesar de que dijo notar un aumento en la demanda de su servicio, Rosso apuntó que es difícil “cuantificar” su envergadura. “Hay un aumento; lo que pasa es que también hay mucha gente que está dando servicios. Autodenominarte inmobiliaria y relocation es muy fácil”, comentó. “Hay una competencia enorme y desleal y esto hace que algunos extranjeros tengan experiencias muy positivas y otros ni tanto”, dijo la responsable de Relocations Uruguay.

Marc Gerard

“Vivir en Uruguay para un parisino es muy fácil”, dice Marc Gerard (33) en la oficina que tiene su empresa Mang consulting en Punta carretas. La firma que creó cuando llegó al país hace dos años es una consultora especializada en retail y consumo. Junto a su esposa diplomática, Gerard tomó la decisión de mudarse, por la posibilidad de trabajar en un sector con potencial y también por la calidad de vida que, le habían comentado, había aquí.

En Francia, Gerard creó una marca de ropa orgánica, y su primera intención fue comercializarla en el país. Fue así que entabló relación con los dueños de la tienda de indumentaria Magma. “Soy consultor retail antes de emprendedor, hablamos de sus problemáticas y empezamos a trabajar con ellos, aunque no era mi prioridad cuando llegué”, comenta. El empresario tiene la certeza de que de manera creciente seguirán llegando al país multinacionales, lo que aumentará la competencia en el mercado local. “La mayoría de los emprendedores uruguayos ya lo han entendido. Los que no modernicen sus procesos van a tener muchos problemas para pelear y seguir en el mercado”, opina. De su vida cotidiana, Gerard destaca “la ausencia de tensiones obvias en la Sociedad”. Hay un aspecto easy going que me encanta y te cambia la vida vivir con muchas menos tensiones”, señala. Si bien en un principio la idea era quedarse tres años, junto a su familia decidieron alargar la estadía. “El plan es seguir siendo felices acá”, dice.

Kenjiro Takayanagi

El cambio de Kenjiro Takayanagi (41) fue radical: dejó atrás Tokio para trasladarse a Montevideo.

Llegó en abril de 2014, para liderar desde Zonamerica la operativa de Shimadzu, una empresa nipona que se dedica a la producción de equipos de precisión. Takayanagi señala que Uruguay es un país “bueno” y “muy seguro”, pero indica como una dificultad la ausencia de una comunidad japonesa grande. “Es solo un punto, pero a veces sentís dificultades para encontrar comida japonesa”, ejemplifica. El ejecutivo –que encabeza un equipo de siete empleados uruguayos y uno más japonés– dice que fue necesario “ajustar” sus procesos a los tiempos uruguayos, y a veces “cambiar la mente de los empleados (uruguayos) al modo japonés”. Consultado acerca de cómo se adaptó un japonés (nacionalidad asociada a una gran productividad) al ritmo uruguayo, Takayanagi responde primero con una sonrisa. Luego dice que el uruguayo entiende la tarea que debe hacer, “pero a veces no se puede concentrar de forma paralela en dos o tres tareas”. Este aspecto y el que aún no domina el español –lleva tomando clases por ocho meses– son los aspectos que señala como más desafiantes. “Pero eso siempre pasa en países extranjeros”, comenta. Takayanagi dice que el gobierno uruguayo ha invitado a compañías japonesas a instalarse aquí. “Si el uruguayo puede ajustarse a la gente japonesa va a contribuir a que las compañías se motiven a venir”, reflexiona.

Mario Leite

El brasileño Mario Leite (48) indica como principal factor responsable de su traslado a Uruguay “el desafío de gestionar y posicionar a un hotel operado por la marca Sofitel en el mercado local”. El actual gerente general del Sofitel Carrasco –que trabaja en la compañía francesa desde hace más de 17 años– consideró que una oportunidad de este tipo no se presentaba con frecuencia, y entonces se mudó con su esposa y tres perros a un destino que siempre consideró “con características únicas” y a cuya población sentía “amable y hospitalaria”. Leite considera que Uruguay es un buen mercado “para crear, desarrollar e innovar en ideas y proyectos”. También, por el lado de las desventajas, señala que su población pequeña repercute en una menor cantidad de potenciales consumidores. Al describir al uruguayo como interlocutor al hacer negocios, dice que al principio es “muy amable, cordial, profesional”. Y agrega: “Igualmente tengo la percepción de que a ciertos uruguayos les cuesta creer que un plan puede desarrollarse y ser cumplido. Pero una vez alcanzado el objetivo, es noble en reconocer el éxito”. El ejecutivo brasileño se declara optimista respecto al clima de negocios actual: el escenario es positivo, con un crecimiento sostenible, dice. “las alianzas con otros países traerán inversores y gente”, avizora.

Juan Eduardo García

Cuando se le presentó la oportunidad de asumir la gerencia general del Conrad hacía más de 10 años que Juan Eduardo García (36) estaba trabajando en Enjoy, la compañía chilena que gestiona desde hace 17 meses el hotel y casino puntaesteño. García había desarrollado una carrera dentro de la empresa que lo había llevado a diferentes partes de Chile, pero era la primera vez que cruzaba la frontera para trabajar. “Como chileno quizá no tenía mucha información de Uruguay; la cordillera nos separa bastante y mirar para este lado no era tan natural”, dice quien hoy destaca la claridad y el respeto por las reglas de juego que ve en el país. “Le da tranquilidad a uno cuando emprende un negocio y marca la diferencia con el resto de los países de la región”, indica. A pesar de que en algunos aspectos profesionales lo ubica “un paso atrás” de chile, García destaca que Uruguay se ha ido profesionalizando en los últimos años.

El ejecutivo se instaló en Punta del Este en enero de 2013, y al llegar lo sorprendió la amabilidad de la gente. “A la hora de establecer nexos y empezar a hacer vínculos más empresariales también encuentras eso en la gente”, resalta.

De acuerdo a García, “Uruguay es un país que te recibe muy bien”. En relación a la operativa del Conrad, sostiene que el análisis es “tremendamente positivo”. “Se ha ido avanzando muy bien”, destaca.

Jason Van Kerckhoven

Johannesburgo, la ciudad más grande y poblada de Sudáfrica, es donde nació Jason van Kerckhoven (35). Junto a su novia (hoy esposa) vivían en Londres, donde trabajaban en una empresa editorial. Uruguay se cruzó en su camino de manera fortuita. Su suegro había comprado terrenos en el departamento de San José y le propuso a la pareja venir a Uruguay para comenzar un proyecto de ecoturismo, bodega y agricultura. Primero dijeron que no, pero cambiaron de opinión. “En Londres teníamos muy buenos trabajos, ganábamos muy buen dinero, pero es una gran ciudad, no es una vida para niños”, explica Van Kerckhoven, que tiene dos hijos nacidos en Uruguay. En 2008 llegaron a Uruguay, para desarrollar Finca Piedras, un emprendimiento de ecoturismo y viñedos a 125 kilómetros de Montevideo. “Dejamos todo allá y nos mudamos al medio del campo; yo no hablaba ninguna palabra de español”, recuerda. Los primeros trámites para arrancar fueron “medio lentos y complicados”, pero ahora el emprendimiento “anda muy bien”. El año pasado añadieron una bodega que produjo 35 mil litros . Van Kerckhoven señala como algo “diferente” de Uruguay “que la gente toma tiempo para hablar, pregunta cómo está la familia”. En Londres, agrega, la gente es mucho más fría y “negocios son negocios”. Aprendió a manejar que, a veces, al ver que no eran uruguayos, algunos proveedores querían “tomar un poquito más de lo necesario”. Van Kerckhoven está conforme con su decisión: “Fue para mejorar la vida. Estoy conforme. Si tuviera la opción para ir para atrás, lo elegiría de nuevo”.

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Fuente: Café & Negocios, El Observador