El corcel, nacido y criado en Uruguay y un ícono en la historia del turf local es un potrillo que se divierte con sus dueños como una mascota y corre como en un juego.

Para cualquiera que guste de los caballos de carreras Sir Fever es un viejo conocido. No por su edad, ya que tiene tres años, sino porque corrió 10 clásicos (carreras que por su importancia y el monto de sus premios son calificadas como tales), y ganó los 10.

Pero lo que le ha hecho ganarse el reconocimiento como «ídolo», fue haber conquistado la Triple Corona, un premio que se compone de tres carreras de entre 1.600 y 2.500 metros (la Polla de Potrillos, el Gran Premio Jockey Club y el Gran Premio Nacional). Desde 2005 no había caballo en Uruguay que lograra ganarlas de forma consecutiva. La última se corrió el pasado domingo 23 de noviembre y Sir Fever volvió a cruzar primero el disco.

El último que había logrado esta hazaña había sido «Invasor», un caballo argentino criado en Uruguay que fue vendido en un millón de dólares, para luego correr en Estados Unidos y llegar a ser el caballo del año en aquel país.

Por eso, para el ambiente hípico local, Sir Fever no es cualquier animal. Es el primer uruguayo que iguala a Invasor desde la reapertura del hipódromo. Y todos sus logros fueron en este año, por lo cual todo indica que su carrera recién empieza.

Pero, para bien y para mal, Sir Fever dejará Uruguay a mediados de diciembre. Ya está todo acordado. Cerrado el negocio el pingo pasará a alojarse en la caballeriza perteneciente a la firma Oribe hasta que emprenda vuelo con destino a Dubai.

«Sir Fever no se va, estará siempre entre nosotros. Como no hacer nuestro al pingo que realizara la campaña más importante de pistas en nuestro país. Como olvidar su muestra en el Derby donde los tribuneros lo aplaudimos a rabiar en los metros decisivos y redoblamos la apuesta a su paso por las tribunas pos carrera», asegura Gastón González, peón y capataz del stud que albergó al caballo.

Fuente: El País