En el marco del Día Mundial de Respuesta del VIH-Sida, se realizó un acto conmemorativo en el que el Ministerio de Salud Pública y la Intendencia de Montevideo firmaron la Declaración de París, un compromiso de la ciudad con la atención acelerada a esta enfermedad transmisible.

El director de Salud, Jorge Quian divulgó datos sobre VIH (virus de inmunodeficiencia humana), causante del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), que, según entiende, sus portadores sufrieron durante muchos años la discriminación de la sociedad en general y del equipo de salud en particular.

“Hace 30 años, cuando comenzó la epidemia, se la definía a esta como una enfermedad transmisible, de presentación aguda, porque aparecía mortal”, comenzó a repasar.

Tres décadas después, que en materia de salud es muy poco tiempo, hemos podido hacer del sida una enfermedad crónica, prácticamente no transmisible, si el enfermo está tratado y tiene una carga viral indetectable y no mortal, indicó.

“El que es portador de VIH, si cumple bien el tratamiento, puede tener una calidad de vida semejante a quien no está infectado”, indicó.

Quian explicó la importancia de comprender factores y ponerlos “sobre la mesa” de la sociedad para evitar la discriminación y para que las personas que se van a hacer un control médico puedan pedir con absoluta tranquilidad el test de VIH porque, en caso de ser positivos, se aconseja el tratamiento y se puede transformar en un mal crónico y prácticamente no trasmisible.

Es de resaltar que el total de los portadores de VIH no está diagnosticado, teniendo en cuenta que una persona puede contagiarse hoy y pasar entre cinco y 10 años sin que le aparezca ningún síntoma.

Se estima que en Uruguay hay 17.000 personas con VIH, de los cuales 14.000 están diagnosticados efectivamente.

En el último año se registraron 986 casos nuevos, en una curva de diagnóstico que viene en un leve descenso, comportamiento que se viene dando en buena parte del mundo. “Estamos haciendo menos diagnósticos y hay menos muertes por esta patología”, dijo.

La población con VIH se divide mayoritariamente en dos grupos: uno juvenil que afecta más a las mujeres de entre 15 y 25 años, y otro algo mayor de entre 25 y 45 años que afecta más a los hombres. En conjunto la epidemia afecta a dos hombres por cada mujer.

La vía de transmisión más común sigue siendo la sexual que en 2014 representó 76% de los casos.

Un porcentaje menor fue por compartir agujas y jeringas. La transmisión por sangre, que al comienzo de la pandemia fue un mecanismo de contagio importante, con los apoyos de diagnósticos de laboratorio ahora es prácticamente impensable y casi no hay transmisión por transfusiones o por derivados de la sangre.

Hay un porcentaje muy bajo, que ronda 1%, que es la transmisión materno-infantil del VIH. “Está entre los objetivos sanitarios del período de este ministerio lograr la eliminación de la transmisión vertical del VIH, así como de la sífilis congénita”, indicó.

Quienes deseen hacerse el test es un procedimiento sencillo que implica solicitarle a su médico de cabecera la realización, explicó el especialista.

Se puede concretar un test rápido, modalidad disponible en la mayoría de los prestadores de salud del sistema, o por la vía tradicional que supone la extracción de sangre y enviarla al laboratorio. Es un examen confidencial como todos los que se le realizan a un paciente.

“Los exámenes son de las personas y el único que tiene derecho a saber el resultado es el médico que se los indicó. Allí está la confidencialidad médico-paciente. Nadie puede saber ningún resultado si el paciente no quiere”, aclaró.
Ya con la confirmación, es el paciente el que resuelve si le avisa a su pareja sexual que es positivo. “Pasa a ser una responsabilidad de la persona infectada”, agregó Quian.

Fuente: Presidencia