Desde proveedores de semillas hasta exportadores de flores y un puntapié para el turismo cannábico en Punta del Este.
La industria del cannabis medicinal ofrece un amplio abanico de oportunidades para quienes decidan emprender en el área: ya sea desde la investigación, la producción o la aplicación de tratamientos.
Aquí compartimos la historia de tres emprendimientos bien diferentes pero que siguen un mismo objetivo: mejorar la calidad de vida de las personas.
De la semilla al aceite
Germinar Uy surge por una inquietud y necesidad personal de Javier Frávega Angeloro. En 2017, su hija de 12 años fue diagnosticada con una epilepsia de tipo refractario, una afección de difícil tratamiento (el 30% no responde favorablemente a los fármacos de uso habitual y pueden tener varias convulsiones diarias).
En busca de alternativas y con el conocimiento de que en el mundo se utilizaban desde hacía varios años extractos de cannabis con bajo THC (tetra-hidrocannabidiol, el componente psicoactivo) para el tratamiento de la enfermedad, Frávega se formó como cultivador orgánico en el Centro Uruguayo de Tecnologías Apropiadas (CEUTA). Por recomendación de su neuropediatra, buscó cómo producir un aceite de cannabis local rico en CBD (cannabidiol) y bajo THC, ya que el importado en ese momento tenía un costo elevado.
Se puso en contacto con el licenciado en Desarrollo Matías Rodales, quien había hecho cursos de gestión de ciencia y tecnología en el Parque Científico Tecnológico de Pando, y conocía KHEM, la Incubadora de empresas biotecnológicas. Allí presentaron la idea, accedieron a una primera etapa de apoyo de la ANII y sumaron al equipo a la química farmacéutica Fabiana Moller y a Andrés Sosa, estudiante avanzado de Ingeniería en Alimentos.
“En 2017, el marco regulatorio en Uruguay todavía se estaba ajustando y registrar un aceite con insumos nacionales iba a llevar mucho tiempo. Como resultado de esta primera etapa (2017-2019), logramos una licencia de investigación del Instituto de Regulación y Control de Cannabis (IRCCA), y el registro de MOCA, una variedad nacional de cáñamo industrial (cannabis con THC por debajo de 1%) en el Instituto Nacional de Semillas (INASE). Adaptamos la estrategia, y pasamos a la producción de flores de cáñamo industrial con la variedad registrada”, explica Matías Rodales, quien se desempeña en gestión y planificación estratégica de Germinar Uy.
En abril pasado cosecharon flores secas de cáñamo y comenzaron la comercialización como proveedores de genética (esquejes de MOCA) a otras empresas locales. “El objetivo durante la próxima siembra es proveer de genética (por esquejes y semilla) a empresas en el medio local, y explorar la exportación de semilla de MOCA”, agrega Rodales. El plan inicial de producir un aceite de cannabis de “espectro completo” con materia prima nacional sigue vigente, pero están a la espera del marco regulatorio.
Para el 2021 los planes de Germinar UY son consolidar la comercialización de MOCA, iniciar una nueva licencia de investigación en IRCCA para mejoramiento genético y evaluar la realización de una ronda de inversión.
Producción con impacto
YVY Services se dedica a la elaboración de productos sustentables de cannabis de alta calidad bajo un modelo innovador de producción agrícola. Fue creada en 2018 por la pareja compuesta por la uruguaya Andrea Kruchik Krell y el sudafricano Kevin Nafte, quienes se conocieron mientras estudiaban en Israel en 2009. En 2013 se instalaron en California, donde Kruchik lideraría una startup israelí en Silicon Valley.
Allí, se pusieron un contacto con un primo de Kruchik cofundador de Flow Kana, una de las empresas del sector cannabico más grandes de EEUU, a la que Nafte entró en 2016 como jefe de Operaciones.
Ese contacto con la industria del cáñamo se vio reforzado por una búsqueda de sanación personal de Nafte, quien padece una condición autoinmune que le produce problemas de salud. Luego de trabajar unos años en Flow Kana, la pareja se mudó a una granja de cannabis al norte de California, y empezaron a planear una empresa juntos.
Optaron por radicarse en Uruguay. “Pensamos que podría llegar a ser una buena plataforma para empezar nuestro emprendimiento en el rubro de cannabis, así que hace unos tres años nos vinimos a Uruguay”. Al llegar en 2017, comenzaron a explorar qué hacer y les surgió la idea de hacer algo parecido a lo que Nafte había hecho en California, trabajando con pequeños productores de cannabis, con la diferencia de que a los uruguayos debían capacitarlos en la especialidad. Fue así que en 2018 YVY Services comenzó con una primera granja asociada, en 2019 sumó dos más y en 2020 trabajó con once productores diferentes.
“Primero hay un proceso de selección, recibimos formularios a través de la web de las granjas que se quieren postular para producir cáñamo para uso medicinal. En este proceso, evaluamos el impacto social que podemos generar: favorecemos a granjas que vienen trabajando en el campo hace varias generaciones y que se pueden beneficiar económicamente de agregar este cultivo. También evaluamos la parte del impacto ambiental”, explica Kruchik. Una vez seleccionadas, las granjas empiezan el proceso de capacitación, se les entregan los plantines con las genéticas de cáñamo y son asesoradas durante todo el proceso de cultivo. “Una vez llegado el momento de la cosecha por marzo, mandamos una cuadrilla de cosechadores y llevamos a secar y a empaquetar en un área centralizada”.
Para poner en marcha el proyecto, la pareja contó con un fondo inicial de amigos, familiares, de la ANII y de ANDE, pero a principios del año pasado cerraron su primera ronda de financiamiento y consiguieron 1,5 millones de dólares que les permitió escalar el modelo.
“Vendemos las flores secas de CBD para consumo de los pacientes. También esperamos este año vender los primeros extractos que servirán como materia prima para que otras compañías elaboren productos finales. Todas las ventas son al exterior, ya que hoy en Uruguay no hay un marco regulatorio que nos permita vender flores se CBD a pacientes”, dice Kruchik.
Granjas, flores y exportaciones
En 2020, YVY cosechó 300 kilogramos de flores de alto CBD con tres granjas asociadas —la mayor parte se exportó a Suiza— y para 2021 esperan cosechar 3 toneladas, de las 11 granjas actuales. El gran objetivo para este año es convertirse en una empresa rentable para invertir más en infraestructura. “En estos tiempos poscovid le damos prioridad alta a generar más trabajo y a seguir incrementando la producción, generando ventas. También tenemos proyectado empezar a hacer nuestros primeros extractos y estamos aplicando a una licencia para cannabis psicoactivo”, señala Andrea Kruchik, quien es cofundadora de la Cámara de Empresas de Cannabis Medicinal.
De Jamaica a Uruguay
La cadena jamaiquina Kaya, fundada por “Bali” Vaswani abrió en diciembre en tres puntos del este de Uruguay: Punta Ballena, La Barra y José Ignacio. En La Barra propone un multiespacio que conjuga un club cannábico, un restaurante, una tienda, una galería de arte y una clínica médica, basada en el tratamiento con cannabinoides, llamada Q2 Clinic.
La clínica forma parte de una cadena boutique internacional de clínicas de cannabis medicinal y es atendida por la doctora en medicina y química farmacéutica Fernanda Coutinho, quien forma parte de la Sociedad Uruguaya de Endocannabinología.
“Los cannabinoides cuentan hoy con evidencia científica concluyente para el tratamiento de varias patologías, como son la epilepsia refractaria, el dolor crónico del adulto, la parálisis espástica de la esclerosis múltiple, el mal de Parkinson, entre otros”, explica Coutinho.
Los pacientes pueden agendar una consulta por unos $ 4.000, en donde se les hará un diagnóstico y se marcará el tratamiento correspondiente con cannabinoides en caso de que sea necesario, además de un seguimiento personalizado. Las dolencias a consultar pueden ser tanto físicas como emocionales.
“Es muy importante que la persona no se automedique y que tampoco apele a formulaciones caseras, porque el ajuste del tratamiento tiene que ser bien indicado para cada paciente, no es igual para todo el mundo”, aclara la especialista.
Frederick Ulrich Larsen, general manager de Kaya Center La Barra explica que “la idea es que tanto la clínica como el Kaya Center funcionen todo el año en Punta del Este y luego se expanda a Montevideo y Colonia. “Es la primera clínica de una red que será internacional. Está previsto abrir en Argentina, México, Suiza, y otros países”.
El emprendimiento de Kaya, que supone una inversión de US$ 1 millón, es parte de una empresa global con inversores internacionales de cannabis (Oracabessa Ventures Limited) con inversiones en cannabis lifestyle en Jamaica y Uruguay.
Además, dijeron, sus intenciones son generar “un negocio de turismo cannábico” que le permitirá al país exportar US$ 20 millones.
Fuente: El Observador