Federico Trigo recibió a fines de febrero un reconocimiento muy importante a nivel global.

El científico uruguayo Federico Trigo recibió a fines de febrero un reconocimiento muy importante a nivel global.

Fue el primer latinoamericano galardonado con el Paul Cranefield Award, que otorga cada año la Sociedad de Fisiólogos Generales (con sede en Massachusetts – Estados Unidos) junto la publicación científica Journal of General Physchology.

La distinción se debió a un artículo del cual es coautor y fue incluido en esa revista académica internacional, que tiene una prestigiosa historia de más de 100 años.

«Las vesículas con equilibrio diferencial subyacen a los componentes rápidos y lentos en la liberación de la sinapsis individual», es el título de la investigación.

¿Qué valor tiene ese destaque para un investigador de nuestro país? ¿Cómo se hizo el trabajo? Y, yendo al tema de fondo: ¿Qué importancia tienen las neuronas en nuestras funciones cognitivas? ¿Cuánto falta saber sobre su funcionamiento?

Sobre estos y otros puntos en la mañana de este martes el periodista Emiliano Cotelo, conductor de En Perspectiva en Radiomundo, dialogó con Federico Trigo, doctor en Neurofisiología e integrante del equipo del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (Departamento de Neurofisiología celular y Molecular).

«Cuando me enteré de la distinción sentí un gran orgullo. En broma le dijo a mis hijos que ahora le llegué a los talones a Edinson Cavani y a Luis Suárez. Dentro de 30 años quizá los alcancemos», comenzó contando Trigo.

El científico destacó que si bien es una distinción individual, se trata de un trabajo colectivo que realizó junto a un científico chileno, un argentino, una colombiana y una francesa.

Si bien el reconocimiento trae un premio de 2.000 dólares («poquita plata, pero es una ayuda»), Trigo destacó que es un elemento que «aparece en el currículo» y espera que ayuda a la hora de conseguir financiación para las investigaciones: «Eso es por lo que luchamos de forma continua».

El investigador vivió durante 15 años y hasta marzo de 2019 en París. Allí comenzó el trabajo con el grupo de científicos de la misma universidad que terminó en la publicación galardonada.

Consultado por Cotelo sobre sus motivos para regresar, Trigo dijo que hubo «varios aspectos»: «El principal es el afectivo. Tenemos hijos chicos y es el momento ideal para volvernos sin que pudieran ofrecer mucha resistencia. Y después las ganas de hacer investigación en Uruguay. Era un desafío que tenía planteado. Siempre quise volver y ese era el momento ideal. Uno se considera bastante maduro desde el punto de vista científico para encarar un trabajo de investigación en Uruguay y los astros confluyen para que uno vuelva: se pasa un concurso, se consigue un poco de plata para pagar el flete para la vuelta, se consigue algún material para traer al Uruguay para desempeñar las mismas tareas que hacíamos allá».

El científico trajo desde Francia un microscopio y un amplificador, aparatos que se consideraban obsoletos en su universidad pero que «funcionan perfectamente» y «permiten hacer casi lo mismo que se hacía allá»

«En reglas generales la vuelta fue buena. Estoy muy contento y la familia también. Muy contento en el Clemente Estable. Son condiciones bastante ideales para trabajar. Me pesaba mucho la carga docente en la universidad donde estaba en París, y en el Clemente Estable la carga docente es mucho menor y nos permite dedicarnos básicamente y casi exclusivamente a la investigación», expresó.

Con respecto a la retribución, contó que cuando volvió en 2019 el salario era «exactamente el mismo» que en Francia: «Los investigadores por lo general no tenemos buenos salarios en ningún lugar del mundo».

Los recortes en ANII

Cotelo consultó al entrevistado acerca de los recortes anunciados en la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII). Trigo contó que el Clemente Estable es «altamente dependiente» del presupuesto de ANII.

El investigador explicó que cuando recibió la noticia del recorte eran los mismos días que había sido galardonado, por lo que le quedó una «sensación amarga».

«La primera reacción es de cólera, después pasa por la etapa de frustración: siempre pasamos por lo mismo. La última etapa es la de análisis, trato de entender por qué la clase política no logra entender la importancia de la ciencia y no tengo la respuesta. Capaz porque lo que hacemos tiene consecuencias inesperadas y que se van a ver en un lapso muy largo de tiempo. La clase política funciona con otros límites temporales», declaró sobre el tema.

«Independientemente de toda consideración político partidaria, la clase política está en falta. Necesitamos que se invierta en ciencia y tecnología. Es como un arbolito, se tiene que regar y cuidar, la majestuosidad de ese árbol se va a ver en 20 años. El cuidado al arbolito no puede estar sujeto a condiciones climáticas. Siempre se corta por el eslabón mas débil, el sistema de ciencia y tecnología. Nos cuesta darnos cuenta que debería ser el eslabón más fuerte. Si no invertimos en ciencia y tecnología el país no se mueve, es la palanca del mundo productivo», prosiguió.

«Volviendo a la analogía del fútbol: el Uruguay no va a cambiar por más que salga campeón del mundo. Vamos a cambiar si tenemos un sistema científico fuerte», sentenció.

Su trabajo

La fisiología, explicó, estudia los mecanismos fundamentales del funcionamiento de los organismos vivos. La neurofisiología, por su parte, es la rama que estudia esos mecanismos a nivel del sistema nervioso. Trigo se ha especializado en la neurona, el axón y la sinapsis.

«La neurona es la unidad funcional del sistema nervioso, es la principal célula del sistema nervioso. El funcionamiento de la neurona determina cómo funciona el sistema nervioso, cómo entendemos el mundo que nos rodea y cómo generamos respuestas que se adaptan a los estímulos que recibimos. Las neuronas se comunican con las células vecinas a través de un contacto funcional que se llama sinapsis, permite que la célula presináptica, la que envía la información, le manda un mensajito a la célula postsináptica, que recibe la información», introdujo sobre el tema.

El axón, por su parte, es «el cablecito» que permite que la neurona mande la información a otras neuronas.

«Nosotros estudiamos la sinapsis química, con métodos de electrofisiología, de óptica relativamente avanzados, que nos permiten estudiar específicamente el funcionamiento de una sola de esas sinapsis», detalló.

Para esto se utiliza un láser, que estimula una sola de esas sinapsis: «Podemos hacer que ese láser adquiera la forma que queremos y lo podemos focalizar a un espacio muy reducido. Es mas o menos del tamaño de la sinapsis que queremos estudiar. estamos iluminando una única sinapsis y por tanto activando específicamente esa sinapsis».

Trigo explicó mediante una analogía cuál era el trabajo que buscaban realizar y lo que en definitiva encontraron: «La sinapsis es como una grilla de partida de una carrera de Fórmula 1. Hay espacios pintados en el suelo que indican dónde tiene que posicionarse cada auto. Hay 10 espacios, se ponen cada uno en uno y cuando se da la señal todos largan mas o menos al mismo tiempo, que variará por la capacidad de reacción del conductor. La sinapsis funciona parecido: hay vesículas sinápticas que son los autos, cuando aumenta el calcio se da la señal de salida y las vesículas son liberadas».

«Imagínense que algún lugar de la grilla no está ocupada por un auto, de esas diez, cinco están ocupadas por autos, las otras están libres. Cuando se da la largada salen los cinco, pero hay cinco autos que ocupan esas grillas libres y aprovechen para largar también. Introdujimos ese término que aparece en nuestros modelos como una probabilidad. Es una medida de esa cantidad de grillas de partida que están desocupadas. Por tanto, cómo se ocupan las grillas y a qué velocidad determina a la velocidad que alargan los autos», expresó.

Trigo relató que el avance conceptual que se generó es que esa probabilidad en el campo de la fisiología no se había considerado previamente: «Eso hizo que el paper sobresaliera».

«Entender como funciona la sinapsis es fundamental para entender el funcionamiento normal y patológico del sistema nervioso. Si vos no entendes el funcionamiento normal, por ejemplo, no vas a entender por qué una persona tiene una enfermedad de la sinapsis como la miastenia gravis y por lo tanto no vas a poder generar estrategias terapéuticas para tratar la enfermedad. Las estrategias van a estar destinadas a paliar los síntomas, pero no atacar la causa etiológica fundamental de la enfermedad», dijo.

El investigador señaló que aún no se abren ventanas de tratamientos a partir de este trabajo, sino que se está «regando un arbolito».

«Por lo general las consecuencias en relación a investigación aplicada de lo que hacemos se verá dentro de un par de décadas. La ciencia básica constituye los cimientos de la ciencia aplicada. Conocer estos mecanismos íntimos es fundamental y por eso nos interesamos tanto», finalizó.

 

Fuente: Montevideo Portal