Luis Lacalle Pou fue aplaudido por Tabaré Vázquez luego de colocarle la banda presidencial; el nuevo presidente dijo al oído a sus ministros que tenían “mucho trabajo por delante”

Fueron unos segundos, pero los suficientes como para quedar en la mejor historia del Uruguay. Tabaré Vázquez, el primer presidente de la izquierda, le colocó la banda presidencial a Luis Lacalle Pou y automáticamente empezó a aplaudirlo. La acción, que simboliza el cambio de era, sintetiza la exhibición de republicanismo que protagonizaron el presidente entrante y el saliente.

Visiblemente emocionado, algunos minutos después fue Lacalle Pou el que devolvió el gesto y tomó del brazo a Vázquez para ayudarlo a bajar las escaleras. Le dio un abrazo y antes de despedirlo le hizo una invitación: “le espero por allá, por el río San Juan”, le dijo al oído. El San Juan es el río en cuya margen se encuentra la estancia presidencial de Anchorena, lugar que a Vázquez le encanta y frecuenta.

Lacalle Pou volvió a subir las escaleras, miró hacia su izquierda y vio cómo cada uno de sus ministros iban sentándose a su costado. Ya era formalmente el presidente de la República, al igual que lo había sido su padre, y ahora iba a oficializar su gabinete.

El primero en firmar fue Álvaro Delgado, el secretario de la Presidencia, con quien se fundió en un abrazo y le hizo un comentario breve. Delgado es su mano derecha y quien oficiará como primer ministro, dada la extrema confianza que le tiene. Luego fue turno de Rodrigo Ferrés, su amigo y prosecretario de la Presidencia, a quien le dijo que tenían “mucho trabajo por delante”, una frase que repitió a los otros ministros. El abogado es el redactor de la Ley de Urgente Consideración, que el gobierno enviará al Parlamento la próxima semana.

Las expectativas de la población en torno a la mejora de la seguridad quedaron de manifiesto cuando el presentador anunció a Jorge Larrañaga como ministro del Interior. El “guapo” fue por lejos el más aplaudido, y los militantes aprovecharon la ocasión para repudiar al ministro saliente Eduardo Bonomi. “Chau Bonomi”, gritaron y comenzaron a cantar “se van, se van, se van” aludiendo a que el Frente Amplio deja el poder y asume el Partido Nacional.

De haber un aplausómetro, el podio lo completaron la ministra de Economía y Finanzas, Azucena Arbeleche, y el canciller Ernesto Talvi. La asunción de Isaac Alfie al frente de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto merece una mención aparte, ya que el economista contó con una hinchada propia, que se ubicó en el edificio al lado del Palacio Estévez.

Paisanos
Aunque ya había hablado ante la Asamblea General, el presidente se tomó unos minutos para agradecer a Vázquez por su trabajo durante los últimos cinco años y dijo que “en el acierto o en el error, el país ha construido una democracia en este tipo de ceremonia”.

Luego agradeció a los “paisanos” que llegaron desde distintos puntos del país y lo acompañaron a caballo desde el Palacio Legislativo hasta la Plaza Independencia.

“Quiero agradecerle a hombres, mujeres y jóvenes haber venido a saludarnos. Lo tomamos como una responsabilidad. Cada aplauso, cada abrazo no hace nada más ni nada que ponernos más carga arriba de los hombros”, señaló.

La imagen del campo entrando a la ciudad, sintetizada en los más de tres mil jinetes a caballo que escoltaron a Lacalle Pou y Argimón, simboliza la nueva etapa. El presidente tiene previsto marchar al interior de incógnito, todos los viernes, para rendir cuentas y dar la cara, de las promesas individuales que hizo en la campaña.

Tras la asunción de los ministros y los desfiles de honor, Lacalle Pou, su esposa Lorena Ponce de León y el canciller Ernesto Talvi se trasladaron hasta el Palacio Estévez, donde saludaron una por una a las delegaciones extranjeras acreditadas ante el gobierno.

La ceremonia protocolar fue interrumpida porque el presidente quiso ir al balcón para saludar junto a su familia y la vicepresidenta Beatriz Argimón a los militantes que se conglomeraron en la plaza.

“Vuelvan a sus casas. Mañana arranca un gobierno que no va a descansar, mañana arranca un gobierno a llevar adelante la tarea de todos los uruguayos”, les había dicho.

En el balcón, volvió a mostrarse emocionado, se palmeó el pecho y agradeció con sus manos.

La salida de las delegaciones también mostró el nuevo mapa de afinidades. El brasileño Jair Bolsonaro fue ovacionado y se paró en su auto para saludar a quienes lo vitoreaban. También hubo aplausos para Sebastián Piñera, aunque al chileno le tiraron una botella con agua congelada. El uruguayo Luis Almagro, considerado traidor por la izquierda debido a su posición sobre Venezuela desde que está en la Organización de los Estados Americanos (OEA), también se llevó aplausos.

Lacalle Pou cerró su discurso diciendo que si las cosas salen bien será “gracias al equipo” que lo acompañará en el gobierno. “Y si en algún momento no salen como los uruguayos necesitan y quieren, no miren al costado. La responsabilidad va a ser exclusivamente del presidente de la República”, afirmó.

Fuente: El Observador