Un Docente de UTU eligió estas vacaciones de julio para recorrer quince ciudades en siete departamentos en un Ford T Doble Featon del año 1924. Se trata de una verdadera joya que se roba todas las miradas por sus líneas originales, celosamente cuidadas.

Los «fierreros», y muchos curiosos, se inclinan ante el paso del vehículo en su sostenido transitar como ha ocurrido estos últimos días a lo largo de la carretera o al llegar a la estación de servicio de Ruta 5, en la ciudad de Durazno, para tomar un descanso y después continuar la marcha.

Luis Alberto Miller, su propietario, es nativo de Mercedes (Soriano) y es la tercera generación de dueños del inmaculado automóvil, que perteneció a su abuelo y luego a sus padres, y que está registrado en el «Montevideo Classic Car Club» y en la Federación Internacional de Vehículos Antiguos.

El peregrinaje en solitario de este docente de UTU, que aprovechó la época de vacaciones para cruzar de lado a lado el territorio uruguayo, desde Río Branco, donde trabaja, en el límite con Yaguarón (Brasil) a su ciudad natal en Soriano, no ha estado exento de situaciones difíciles, como el frío intenso de 3 y 4 grados bajo cero, en gélidas mañanas, que debió soportar estoicamente en todo el camino, dado que el vehículo es abierto a los lados, lo que hace dificultoso afrontar las inclemencias climáticas.

«Ahora mismo tengo puestas tres camperas, buzos, bufanda, gorro de lana y vengo tomando siempre líquido caliente, para poder salir adelante y llegar bien», comenta.

«Me he gastado el salario vacacional y el sueldo», comentó a su paso por Durazno, aclarando que igual así, el paseo le ha generado más alegrías que sinsabores.

Travesía

El trayecto de Miller a bordo de su Ford T tocó quince ciudades de siete departamentos: Yaguarón, Río Branco, Rincón, Vergara, Treinta y Tres, José Pedro Varela, Retamosa, Zapicán, Batlle y Ordóñez, Nico Pérez, Sarandí del Yi, El Carmen, Durazno, Trinidad y Mercedes, adonde estaba prevista su llegada con un recibimiento popular.

La marcha promedio del vehículo se sitúa entre 40 y 45 kilómetros por hora y el consumo de combustible es de 5 litros por kilómetro, por lo que en el interior del vehículo, ademas de ropa y provisiones, llevó abastecimiento para el tanque en bidones.

«Yo estoy de semana de vacaciones de invierno y podría haber ido por la Ruta 8 que está preciosa, hasta Minas (Lavalleja) y haber agarrado por otras rutas, pero crucé el país al medio, agarré balasto, agarré camino de tierra, caminos feos y también caminos buenos, pero eso es lo lindo de esta salida: el contacto con el terreno, con los caminos primitivos que las «cachilas» recorrían antes, cuando las carreteras no eran de asfalto», señaló.

Fuente: El País