El Museo de Artes Decorativas, ubicado en el majestuoso edificio, exhibe sus planos originales restaurados, que estuvieron en un armario por más de un siglo.

Pepe Ortiz de Taranco llegó a Uruguay desde España a los 14 años con $ 27 en el bolsillo y una carta de recomendación para amigos de la familia. Así narra la anécdota el fotógrafo Carlos Contrera en el sitio web del Centro de Fotografía Montevideo. Luego llegaron sus otros dos hermanos, Hermenegildo y Félix. Tuvieron la suerte de encontrarse con un momento de enorme desarrollo en el país. Así que, con mucha capacidad e inteligencia, los tres hermanos fundaron Taranco y Compañía en 1885 y con diversos negocios hicieron una enorme fortuna.

En 1908 los Ortiz de Taranco encargaron la construcción de un palacio para su familia en estilo francés. No eligieron a cualquiera; miraron lejos y contactaron a los arquitectos franceses Charles-Louis Girault y Jules León Chifflot, responsables de, por ejemplo, el Petit Palais parisino. La dupla envió los planos desde la capital francesa y el papel se convirtió en el edificio que ocupa, desde hace más de un siglo, buena parte de la manzana de 25 de Mayo, la Plaza Zabala, Solís y 1º de Mayo.

Catorce de esos planos se pueden conocer hoy en el Palacio Taranco donde funciona el Museo de Artes Decorativas de Montevideo. Como el trabajo de los arquitectos franceses llegó a Montevideo por correo, la nueva exhibición se llama La correspondencia de las artes: planos originales realizados por los arquitectos Girault y Chifflot. La muestra es posible a partir del trabajo curatorial de los arquitectos Pedro Livni y Carlos Pascual, en conjunto con el equipo del propio museo y el Taller de Restauración de la Comisión del Patrimonio Cultural de la Nación.

En un armario
Más de 100 planos estaban guardados en un placard del palacio, sin cuidados especiales, dijo a El Observador la arquitecta Micaela Villalba, encargada de producción de las muestras y gestión edilicia del Museo de Artes Decorativas. Se resolvió recuperarlos hace unos siete años porque, con más de 100 años de antigüedad, algunos mostraban deterioro. «Como están en papel, después de tanto tiempo estaban quebrados y manchados», dijo Villalba. La mitad ya fue restaurada.

Entre los planos que llaman la atención del público no especializado en arquitectura figuran alguna de las fachadas del proyecto original, algunos cortes que muestran el espacio interior con el decorado específico previsto por los arquitectos franceses, perspectivas y detalle de los ornamentos. «Son muy ricos, tienen mucha información. Me ha pasado con gente que no sabe de lo técnico que ve cosas que yo no había visto. Como detalles de los ornamentos o de las plantas», señaló Villalba.

Para la curaduría, el museo convocó a Livni y Pascual, este último reconocido por ser el restaurador del Mercado Agrícola de Montevideo (MAM). «Nos pareció interesante que los curadores de la muestra fueran arquitectos con una mirada desde lo arquitectónico y lo patrimonial», explicó Villalba. El Palacio Taranco tiene el grado máximo de protección patrimonial.

La productora de la muestra destacó su valor por los detalles del trabajo de un proyecto hecho a mano, algo impensable en estos tiempos. «Hoy, con la tecnología, es todo mucho más fácil. Valorar ese trabajo manual es impresionante», dijo.

Otra intención de la exhibición es que no existen en Montevideo, ni en el país, otras casas como el Palacio Taranco, que conserven sus planos originales. Además, Giralut y Chifflot enviaron un proyecto integral que definía la estructura, la fachada, las arañas, los apliques en bronces, los dibujos de los empapelados y hasta los muebles. No hubo detalle librado al azar. Una de las estufas de las habitaciones está inspirada en el Palacio de Versalles.

El Palacio Taranco es la única obra en América Latina hecha por la dupla. En Buenos Aires hay obras de los arquitectos pero diseñadas individualmente. Cuando los Taranco encargaron los planos, en la primera década del 1900, optaron por un estilo ecléctico historicista con mucha influencia francesa. El proyecto original tuvo cambios. Por ejemplo, el pabellón de cristal estilo jardín de invierno no se concretó.

Ese es uno de los detalles llamativos en la muestra de los planos. Finalmente, la casa se construyó mirando a la plaza Zabala y su jardín, abierto, da hacia ese espacio.

El Palacio Taranco pasó a manos del Estado uruguayo en 1943 con el propósito de constituir un Museo de Artes Decorativas. Los Ortiz de Taranco, por su parte, donaron las obras de arte y el mobiliario que forman el acervo de la institución. El edificio fue restaurado en 1997.

Fuente: El Observador