El estudio elaborado por Prodem en base a 54 países, destaca a Uruguay como el país que tiene “más recorrido” por los programas de capital semilla. Se subraya la creación de incubadoras y subsidios para redes de inversores.
Uruguay se posiciona en el puesto número seis a nivel latinoamericano y trigésimo séptimo en el mundo en cuanto a condiciones para que surjan nuevos emprendimientos “dinámicos”, según el Índice de condiciones sistémicas para el emprendimiento dinámico (ICSEd) del Programa de Desarrollo Emprendedor (Prodem) de la Universidad General Sarmiento, de Argentina.
El ICSEd-Prodem, fue elaborado en base a una investigación que tuvo como muestra 54 países, y es una “herramienta” que pretende “comprender el mapa de fortalezas, debilidades y oportunidades no sólo a nivel de las grandes tendencias regionales, sino también de cada país”.
Para los autores de la investigación, Hugo Kantis, Juan Federico y Sabrina Ibarra García –todos ellos académicos del emprededurismo global–, “es el resultado de tres años de trabajo”, donde uno de los tantos objetivos fue identificar “‘talones de Aquiles’ en los países de la región”, a pesar de que el emprededurismo y la innovación se han vuelto “políticamente correctos” a nivel gubernamental, y eso es “buena noticia”.
Aquellos emprendimientos dinámicos son los que “tienen mayor capacidad para crear empleos de calidad y ayudan a diversificar la estructura productiva de la región”, los que a posteriori “logran convertirse en Pymes competitivas con potencial de seguir creciendo en base a la diferenciación y la innovación”.
Emprender en Uruguay
El estudio señala que los primeros cinco países que lideran el ranking regional son Chile (como “el país con mejores condiciones sistémicas para el emprendimiento”), México en segundo lugar, Brasil en tercero, Costa Rica en el cuarto y Argentina en quinto.
En cuanto al ecosistema emprendedor en Uruguay, el estudio destaca los “programas de capital semilla” en Uruguay así como los de Perú, Costa Rica y Panamá, aunque acentúa especialmente a Uruguay como el país que “más recorrido” tiene en este campo.
En este sentido, el estudio pone como ejemplo los programas Jóvenes Emprendedores y Apoyo a Futuros Innovadores de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANII).
En el caso de Jóvenes Emprendedores, se destacó que “es efectivo para crear empresas innovadoras y mejorar su supervivencia”. En relación al programa Apoyo a Futuros Innovadores, los autores decidieron destacar como resultados positivos, “la creación de incubadoras” y los “subsidios otorgados para apoyar el surgimiento de fondos y redes de inversores”.
Además, prioriza dos experiencias de “construcción de capital social”, tanto el Programa Emprender en Uruguay (una iniciativa llevada a cabo entre 2007 y 2011 que incluyó la Red Emprender “que permitió crear una red de apoyo al emprendimiento dinámico en torno a una cadena de valor interinstitucional”) como la colombiana Laboratorio social. El estudio resalta la puesta en marcha de la Red de Apoyo a Futuros Empresarios (RAFE), heredera de la Red Emprender.
Los autores
Hugo Kantis, director de Prodem y principal impulsor de la investigación, es licenciado en economía y administración. Hizo su doctorado en Emprendedurismo y Administración de Pequeños Negocios en la Universidad Autónoma de Barcelona (Växjö University).
Además, es autor de diversos libros y artículos en la temática (al igual que editor de varias publicaciones dedicadas al rubro) y especialista en diseño, asesoramiento y evaluación de programas institucionales y políticas para fomentar el emprendimiento Juan Federico, otro de los autores, es Magister en Economía y Desarrollo Industrial y Economista. Trabaja en Prodem desde sus inicios como Investigador y docente.
La tercera responsable es la investigadora y docente del equipo de Prodem desde 2008, Sabrina Ibarra García. Ha colaborado en trabajos de investigación y consultoría en el procesamiento y análisis de datos cuantitativos.
Capital humano
Según el informe, el surgimiento de emprendedores de calidad es el resultado de una trayectoria de acumulación de competencias (valores, actitudes, aptitudes, conocimientos y destrezas) que ocurre a lo largo de la vida de las personas. Comienza durante la niñez y adolescencia. Empieza en las familias, continúa en las instituciones del sistema educativo y termina en la empresa. La mala noticia es que las condiciones sociales de las unidades familiares, el sistema educativo y las firmas que conforman la estructura empresarial son todas dimensiones cuyos valores promedio están por debajo de los 40 puntos. Por lo tanto, la formación de capital humano emprendedor en el futuro podrá verse limitada si se mantienen estas condiciones.
Fuente: El Observador