La investigación, realizada por la revista The Economist, se presentó este jueves en Ciudad de México

América Latina está a la sombra del cáncer. Es una sombra que avanza rápido, parejo, que no distingue sexos, clases sociales, razas, edades.
En 2018 se dieron 1.4 millones de nuevos casos en América Latina y el Caribe y la enfermedad se convirtió así en la responsable del 17,1% de todas las muertes en el continente; la segunda causa de defunción en países latinoamericanos.

Pero no se va a quedar ahí: el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer (IARC) estima que los casos nuevos llegarán a dos millones en 2030 y se volverá la principal causa de muerte en todo el mundo con un aumento del 40% de los diagnósticos.

El desafío para los gobiernos y los sistemas de salud latinoamericanos está planteado. Y para profundizar en esta causa, la Unidad de Inteligencia de la revista The Economist elaboró un estudio -financiado por la farmacéutica Roche- en el que se intenta delinear qué tan preparados están los países de América Latina de cara a esta situación, incluido Uruguay.

El estudio se presentó este jueves en la Ciudad de México durante un evento que reunió a referentes de la academia, hacedores de políticas públicas, autoridades de gobierno, médicos, especialistas y también a la prensa.
Desde Uruguay fueron invitadas a participar en dos paneles diferentes la responsable del Área Programática Cuidados Paliativos del Ministerio de Salud, Gabriela Piriz, y la directora general del Fondo Nacional de Recursos (FNR), Alicia Ferreira. Esta última fue quien captó más la atención de los especialistas porque el FNR ayudó a posicionar a Uruguay dentro del estudio como el país más destacado de la región en sistema de salud y gobernanza.

Ferreira dijo que Uruguay gasta el 9.5% de su PBI en salud y que la mayoría del gasto se da en el sector público. Además de explicar cómo funciona el FNR, la directora general detalló que se implementaron con éxito las llamadas estrategias de riesgo compartido. Un acuerdo que catalogó de “innovador” entre Roche y el Estado uruguayo firmado en 2016. En esta negociación se acordó que el FNR le paga una tarifa fija por mes al gigante farmacéutico y que, con esa cuota, las mujeres enfermas con un cáncer de mama agresivo pueden acceder a medicamentos de alto costo. Son más de mil las uruguayas que pudieron tratarse bajo este acuerdo que cada año medica a más de 300 nuevas pacientes. Esta cifra representa al 20% de los tratamientos oncológicos financiados anualmente por el Estado.

“Es un acuerdo que se hizo posible porque Uruguay tiene buenos registros de cáncer y podemos proyectar nuevos pacientes”, dijo Ferreira. Y agregó que en la actualidad el principal desafío para este sistema es el alto índice de judicialización que tiene la salud en el país.

Las cifras del estudio
El estudio presentado por The Economist subraya que, en general, los nuevos tipos de cáncer más comunes en la región son el de mama, próstata y colorrectal. Por su parte, los cánceres de pulmón, colorrectal y de próstata son los que presentan una mayor mortalidad en los países analizados.

El estudio detalla que, por lo general, las tasas de incidencia –o sea el número de casos nuevos de la enfermedad durante un período determinado- en todos los cánceres son “relativamente bajas”. También agrega: “Uruguay se encuentra en los primeros 50 países con respecto a la tasa de cánceres estandarizada por edad en 2018, con 263,4 casos cada 100 mil personas por año”.

El documento toma luego un perfil más político y analiza desde una perspectiva sistémica la “guerra contra el cáncer”. Para lograrlo The Economist desarrolla el Índice de preparación para el abordaje del cáncer (ICP), que calcula en qué medida están preparados los sistemas de salud de los diferentes países para hacer frente al desafío del cáncer. También analiza qué medidas se están tomando de los Estados para reducir las muertes prematuras a causas de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes y sobrevivientes.

Uruguay sale bien parado. Comparte el tercer puesto junto con Chile de países latinoamericanos mejor preparados. Está cuarto en el indicador de políticas y planificación, quinto en servicios de salud y primero en sistema de salud y gobernanza.

Por último, The Economist realiza una serie de sugerencias de cara al trabajo que cada país de la región puede hacer para aumentar su ICP. Planificación continua para el abordaje del cáncer, enfocarse en la prevención, servicios centrados en el paciente e invertir en registros, son algunos de los puntos subrayados.

América Latina enfrenta un desafío común, uno con muchas caras. El estudio encontró que hay “signos crecientes” de conciencia por parte de los gobiernos, pero todavía queda mucho trabajo por hacer para echar luz sobre esta sombra. No será fácil

Fuente: El Observador