Avance. Se basa en una molécula que ayuda a fijar los recuerdos a largo plazo; el autor nació en Tala y hoy lidera estudios científicos en EE.UU.

Mauro Costa-Mattioli, científico uruguayo radicado en Estados Unidos, descubrió dos drogas que aumentan la memoria. Las sustancias se basan en una proteína que suele faltar en personas con enfermedades como el alzhéimer. Dio resultado entre animales.

Mauro Costa-Mattioli nació en Tala, departamento de Canelones. Cuando llegó el momento de comenzar facultad viajó a Montevideo para estudiar en la Facultad de Ciencias. En segundo año conoció a Juan Cristina, (hoy decano de la facultad) y se ofreció para trabajar en su laboratorio.

Cristina aceptó y unos años después le aconsejó que se presentara a una beca para estudiar en la Universidad de Nantes (Francia). En tierras galas conoció a un científico argentino y, a través suyo, a investigadores de la Universidad McGill en Canadá.

Antes de cruzar el océano pasó por Uruguay, volvió a su pueblo, se casó y entonces sí comenzó su nueva vida en América del Norte. La aventura dio sus frutos cuando, en 2007, The New York Times y los principales diarios del mundo dieron cuenta del «interruptor de la memoria», la molécula que la detiene o activa. Costa-Mattioli era el autor principal.

El periplo del científico uruguayo continuó y lo llevó al Baylor College of Medicine, centro médico de referencia en Texas, Estados Unidos. Allí, con 37 años, trabaja hoy como profesor asistente del departamento de Neurociencias.

Experto en temas vinculados a la memoria, sus trabajos hacen foco en procesos microscópicos desencadenados en el cerebro. En este campo se enmarca su nuevo hallazgo.

MEMORIA. Una de las claves de que un hecho puntual se vuelva un recuerdo permanente está en la solidez de las conexiones dentro y entre las neuronas. Desde hace 50 años se sabe que existen proteínas involucradas en este proceso, pero poco más se sabía de ellas. El trabajo de Costa-Matttioli aportó en esta línea.

El científico halló la función de una proteína concreta, la «mTORC2», y fue un paso más allá: diseñó dos drogas que lograron aumentar la memoria en animales sanos y enfermos.

«La memoria consiste en guardar recuerdos por mucho tiempo. Es como si yo juntara mis dos dedos índice. Mi pregunta fue cómo hacer para que esa conexión no se rompa», ilustró Costa Mattioli en diálogo con El País.

Si hacemos un paralelismo con las manos, dijo el científico, la forma en que los dedos no se separen es que haya músculos y fibras fuertes. «En la cabeza no hay fibras musculares pero sí hay otras formadas por una molécula que se llama actina», agregó.

Cuando el desgaste del envejecimiento, el alcohol, las drogas o las enfermedades mentales «tiran» de esas fibras, si su estructura está fuerte, las conexiones entre las neuronas perduran y los recuerdos permanecen a lo largo del tiempo.

«El hallazgo nuestro fue dar con una molécula (la «mTORC2″) que regula esas fibras de actina y permite formar la memoria», indicó el especialista. Para comprobarlo, generaron ratones transgénicos a los que les quitaron esta molécula en cuestión. Como consecuencia, los animales no pudieron producir las fibras y fueron incapaces de generar memoria a largo plazo.

La actividad de la «mTORC2» se encuentra disminuida en una gran variedad de enfermedades cognitivas humanas en las que la memoria está afectada. Una de ellas es el alzhéimer pero también se encuentran el parkinson o el autismo e incluso el proceso normal del envejecimiento.

DROGAS. El segundo paso del estudio fue diseñar un modo de revertir la pérdida de la memoria. El resultado fue el hallazgo de dos moléculas que lo hacen desde vías distintas. Una aumenta la cantidad de fibras de actina si están disminuidas y la otra estimula la síntesis de la molécula en condiciones normales.

«Si fuéramos capaces de aumentar esas fibras de actina o activar esa molécula capaz que en el futuro te digo el nombre de una canción puntual y te acordás tu vida entera, cuando lo esperable sería que lo olvidaras en poco tiempo», ejemplificó el especialista y agregó con orgullo «descubrimos dos drogas que a nivel de los ratones» lo logran.

Lo comprobaron tanto en animales con su memoria dañada (simulando una persona afectada por una enfermedad) como en animales que tenían bien su memoria. Todos lograron recordar más y mejor.

Consultado sobre si su hallazgo podría ser la llave para una cura o una píldora para tratar enfermedades que afecten los recuerdos Costa-Mattioli fue cauto en decir que, seguramente, los mayores beneficiarios sean las personas que pierden la memoria por el efecto del envejecimiento.

De todas formas, aventuró que es posible que su descubrimiento se aplicado en una suerte de cóctel de moléculas dirigidas a fortalecer las conexiones entre las neuronas. Esto evitaría que enfermedades como el alzhéimer resulten tan devastadoras. (Producción Ximena Alemán)

Comprueban un concepto teórico

Hasta ahora el proceso solo se conocía a nivel teórico; no existían compuestos que lo estimularan.

Un engranaje de conexiones neuronales

El uruguayo descubrió el rol de una proteína en la solidez de las conexiones entre las neuronas.

Ratones logran tener más y mejor memoria

Los roedores a los que se les aplicó la droga lograron recordar mucho mejor que los que no la recibieron.

Fuente: El Pais Digital