El libro editado por PalabraSanta repasa las peripecias de vida de mujeres que se destacaron y se destacan en diversos ámbitos.

La reseña del libro publicada en el diario La República, firmada por Karina Thove, expresa:

La original idea del libro “Viejas bravas. 7 memorias” parte de la Editorial PalabraSanta, que integran las periodistas Mónica Bottero y Virginia Arlington. Es evidente que ellas tampoco quisieron quedar fuera del equipo de diversas periodistas que entrevistaron a las siete “viejas bravas” elegidas, de modo que las encontramos también a ambas formando parte del entretejido de estas historias.

La presentación de cada una de las siete memorias es muy variada, como si también quisieran regalarnos esa diversidad extra. En algunas se puede ver más claramente el formato de entrevista, en otras una preocupación mayor por explicar el contexto histórico de los acontecimientos que vivieron las entrevistadas, o un análisis cuidado de las creaciones artísticas. Y no quiero dejar de mencionar la originalidad de Bottero, al presentar a su entrevistada en un relato en primera persona.

La combinación de las siete vidas con las siete entrevistadoras -en el orden en que aparecen en el libro- es la siguiente: Ida Holz Bard por Diana Cariboni; Mecha Gattás por Mónica Bottero; Audrey Taylor por Paula Scorza; Mirta Vanni por Valeria Tanco; Linda Kohen por Carolina Bello; Nelly Grandal por Virginia Arlington; Alba Cassina de Nogara por Alejandra Casablanca.

De aquí, de allá, de todas partes

Haciendo honor a esa tierra de inmigrantes con que asociamos a nuestro país, cuatro de las entrevistadas tienen mucho que contar al respecto en sus historias de vida. Por un lado, nos encontramos con la vida de Ida Holz Bard, cuyo origen polaco judío la marcó al punto de irse a Israel a los 16 años, vivir en un kibutz e integrar el servicio militar de ese país. Muchas décadas más tarde, con la dictadura cívico militar instalada en Uruguay, debió exiliarse en México con su familia.
Mecha Gattás, argentina, tuvo que venirse a vivir a Montevideo en tiempos del peronismo ,aunque ligó gran parte de su vida como gestora cultural a Punta del Este.

La sacerdotisa estadounidense Audrey Taylor llegó al paisito de la mano de un amor uruguayo a poco de recuperarse la democracia. Vinculada a la Iglesia Anglicana, fue la primera mujer ordenada en la región en 1995, volcándose de lleno a realizar su trabajo en las cárceles.
Linda Kohen huyó con su familia del fascismo italiano y se radicó en estas tierras, donde desarrolló toda su carrera como pintora y también vivió en Brasil.

De las otras tres entevistadas, dos provienen del interior del país (Rocha, Colonia), pudieron desarrollar sus carreras profesionales al trasladarse a la capital.

La única política entrevistada, montevideana y batllista de pura cepa, es quien expresamente ha trabajado e incursionado en el feminismo uruguayo, y fue la primera en presentar un proyecto de ley de cuotas para incentivar la participación política femenina durante su fugaz aparición parlamentaria en 1988.

Vidas completas

Como bien destaca Alexandra Morgan desde el prólogo, estas mujeres singulares que expresamente son presentadas como “viejas bravas”, derriban algunos mitos que están todavía arraigados en nuestra sociedad. Uno de los más sustantivos: una mujer de carácter, con autodeterminación, una mujer brava, volcada a su oficio o a su profesión lo va a pagar con una vida personal en soledad, sin hijos, sin marido, sin amor.

Nada de esto ocurre con las protagonistas de estas memorias; incluso algunas de ellas aún tienen la fortuna de tener a su lado, en sus longevas vidas, al compañero que eligieron hace mucho tiempo atrás. Tienen hijos, nietos, bisnietos, maridos, ex maridos y unas vidas activas que vale la pena conocer.

“Estas bravas son mujeres que desde niñas -y no hay excepción- enfrentaron la vida en primera persona. No esperaron a que la lotería natural les ofreciera su chance sino que fueron protagonistas de su destino y luego del de otros”, asegura Morgan y continúa:.”además de valientes fueron creativas, innovadoras, inquietas, intrépidas y supieron ser felices con lo que lograron. Encuentro en ellas un recato atractivo. Conocen sus capacidades pero no alardean de las mismas”.

Fuente: La República