Para el experto Will Lyons, son un delicioso secreto, que tienen una elegancia característica de los vinos clásicos de Europa.

El éxito del duopolio productor de vino de América del Sur compuesto por Argentina y Chile, que se ha tomado los mercados internacionales con sus interpretaciones de Malbec y Carménère, ha sido tal que es fácil pasar por alto las otras industrias del vino en el continente. Brasil fabrica atractivos vinos tintos y vino espumoso de buena calidad, mientras Perú también registró un aumento de su producción de vino, principalmente en el Valle de Ica. Pero fuera de Chile y Argentina, los vinos de la costa sur del Atlántico se destacan.

Bienvenido a Uruguay, uno de los países vinícolas más intrigantes del mundo. Sus viñedos, que cubren una zona de unas 9.000 hectáreas, se encuentran en una región aledaña a la capital, Montevideo, y que incluye a Maldonado, Canelones, San José y Colonia. Aquí es clave la influencia del Atlántico. Como Burdeos del otro lado de ese gran océano, el verano caluroso es templado por la brisa marina, que retrasa el proceso de maduración y les da a los vinos un perfil aromático único, una frescura agradable y una acidez de tonos altos.

Tres vinos uruguayos

Tannat, la pequeña y oscura variedad de uva que se hizo famosa por la región de Madiran en el sudoeste de Francia, es la que tiene mejor desempeño, principalmente porque puede soportar la lluvia y no suele pudrirse. Fue importado por primera vez a fines del siglo XIX por inmigrantes del País Vasco de España. A diferencia de su colega francés, que puede tener un gusto un poco astringente cuando es joven, es más moldeable y fácil de beber en Uruguay. Hoy, se le suman otras variedades de uvas, como Merlot, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Viognier, Sauvignon Blanc y Chardonnay.

Todas estas uvas crecen en suelos que se parecen a los de la ribera derecha de Burdeos: arcilla con buen drenaje y llenos de nutrientes. Esto puede llevar a que las uvas se vuelvan, en algunos casos, demasiado fértiles.

Los fabricantes de vino que han moderado el vigor de las uvas lograron los mejores resultados, afirma Toby Morrhall, comprador de vinos en Sudamérica para el importador británico Wine Society. «Lo que tiene Uruguay es viento y lluvia, y la influencia del Atlántico», agrega. «Esto produce vinos que tienen menos alcohol (12,5%-13,5%), tienen una acidez natural y son taninos levemente más firmes y de notas altas. En resumen, tienen frescura, lo que los hace muy interesantes para emparejar con comida».

Eso es lo que me parece tan atractivo de esos vinos. Cuando son parte de una degustación de gran tamaño, quizás no tengan el atractivo inmediato de un exuberante Malbec de Mendoza. Pero lo que sí tienen es una elegancia característica de los vinos clásicos de Europa.

La acidez que notas altas y los taninos secos significan que estos vinos van naturalmente tanto con carnes rojas como con quesos pesados como el brie o el roquefort, afirma Carla Bertellotti, fundadora del importador Wines of Uruguay UK. También son un compañero ideal para acompañar el carácter ahumado de las carnes a la parrilla.

Entonces, ¿por qué no se ven más de estos vinos en Europa? Bertellotti señala una cantidad de causas, incluido el tamaño relativamente pequeño de la industria vitivinícola del país y el hecho de que la mayoría de sus viñedos son empresas familiares que no tienen ni el volumen para abastecer los principales minoristas de Europa ni el presupuesto de marketing para promover sus vinos en otros países.

Esta es parte de su atractivo. Son pequeñas firmas que fabrican vinos artesanales de verdadera personalidad y un interés genuino. De Lucca, Pesano, Bouza, Marichall y Viñedo de los Vientos son todas fincas que vale la pena buscar. La última produce uno de los vinos de postre más intrigantes que he probado, en Alcyone.

Espero que veamos más de estos vinos pronto.

Will Lyons, Wall Street Journal

Fuente: Wall Street Journal