La obra demandó la inversión de más de US$ 16 millones.

El tradicional Mercado Agrícola de la calle José L. Terra que se ha reconvertido con una obra que requirió más de US$ 16 millones de inversión entre su infraestructura edilicia y locales comerciales, se presentó ayer al público montevideano como un verdadero paseo de comparas, sin perder la esencia de su comercio de frutas y productos hortícolas.

El rescate de este centro comercial centenario que forma parte de la recuperación del barrio Goes, fue destacado a la prensa por la intendenta Municipal de Montevideo, Ana Olivera. Resaltó el carácter patrimonial del edificio inaugurado en 1912 y la importancia de su rescate en una zona que se fue despoblando y tugurizándose, para convertirlo ahora en un moderno centro comercial.

La gerente del Mercado Agrícola, Matilde Olivero destacó a El Observador, que ahora ese centro será fundamentalmente de comercio minorista, quedando muy pocos puestos mayoristas.

De 107 locales instalados, una tercera parte corresponde al comercio frutihortícola, con renovada presentación y en el marco de un modernizado edificio que ofrece distintos servicios que además de la venta de otros alimentos, como los avícolas y chacinados, incluye desde supermercados, carnicerías, farmacias, servicios de gastronomía y regalería. La esencia del Mercado Agrícola en su oferta de alimentos, totalmente frescos, no se podía perder, lógicamente en un mercado reconvertido.

Un paseo por el Mercado Agrícola

El Mercado Agrícola es un nuevo punto de encuentro para los montevideanos. Las personas caminan de un lado a otro sin dejar de mirar a su alrededor. Todo es nuevo, brillante, limpio. Mientras el cocinero de Fresco Mar Gourmet sofrita sus mariscos a la vista del público, seis personas le sacan fotos. Del otro lado, en el centro del local, un grupo de trapecistas muestra su espectáculo rodeados por una multitud de espectadores. Otros sin embargo prefieren comprar: una larga fila de personas espera a ser atendida para llevarse frutas y verduras.

“El espíritu de la remodelación fue tratar de integrarlo al barrio, entregar a los montevideanos un paseo que los desestrese, tratar de que la gente se enamore de un monstruo destruido”, asegura la directora del Mercado Agrícola, Beatriz Silva.

Con una gran variedad de locales y servicios, el viejo edificio no tiene nada que envidiar a los centros europeos. La reedificación está inspirada en el Mercado de Burgos porque, según cuenta Silva, ese fue un local que “lo deshicieron y lo armaron de nuevo”. Sin embargo, esta reconstrucción “está pensada a la uruguaya”.

El objetivo era lograr un lugar de encuentro para las familias montevideanas, afirma Silva. En uno de los rincones del edificio hay armada una mesa, con sillones y un televisor. Como si fuera en living de una casa, varias personas que no se conocen miran un partido de fútbol. Así, el espíritu familiar comienza a sentirse.

Pero el desafío no fue solamente crear el ambiente amigable. Por ser patrimonio histórico, hubo que tener especial cuidado en mantener la estructura. “Para los vitrales tuvimos que traer la pintura de Barcelona, porque en Uruguay no había y tenía que ser exactamente igual a la que estaba antes. Los adoquines de la plaza central también tienen exactamente los mismos dibujos”, afirma la directora del mercado.

No hay grandes cadenas de comercios. Son todas empresas familiares y cooperativas. El puesto de frutas y verduras La Tradición funciona en el Mercado Agrícola desde hace 30 años.

Gabriel Duarte, hijo del propietario, cree que la diferencia entre estar en la feria y trabajar en este establecimiento está en la comodidad y la limpieza, tanto para los trabajadores como para los clientes. Además, afirma que “los precios son bajos y los productos son todos de buena calidad”. Duarte tiene expectativas de que el comercio crezca porque, desde la apertura, “hay bastante más gente que viene de otras zonas”. Los dueños del puesto Tía Alicia también tienen expectativas de crecimiento. Sebastián Irazábal, uno de los encargados, dice que “hay circunstancias óptimas para trabajar”.

“Antes trabajábamos en condiciones precarias. Ahora está garantizada la higiene. Esto es el mundo real”, asegura.

Irazábal vive en Goes, donde se ubica el Mercado Agrícola. Afirma que, “con la crisis del 2002, acá quedó como zona roja, todo abandonado”. Con proyectos como este, sin embargo, Irazábal cree que “el barrio está cambiando”.

Para los vecinos, esta reconstrucción trae alegría y mejora las condiciones de la zona.

José Finquel, que también vive en Goes, asegura que el barrio “va a levantar muy rápido”.

“Ya hay más movimiento. Frente al mercado están haciendo apartamentos nuevos”, revela.

Se acerca el mediodía y la multitud en el Mercado Agrícola se hace cada vez mayor. Algunos salen con bolsas repletas de frutas y verduras. Otros también compraron juguetes, incluso ropa. Los restaurantes, que hasta avanzada la mañana estaban casi vacíos, empiezan a llenarse, en algunos casi no quedan mesas libres.

Si bien la idea es que se acerquen también los turistas, todavía no hay rastros de ellos. Duarte asegura que “se está hablando de poner una nueva parada del bus turístico” y entonces vendrán más extranjeros. Para la directora del mercado, dejar contentos a quienes vienen de otros países a veces resulta muy difícil, pero espera que esta vez pueda convencerlos de que es un buen lugar para visitar.

Fuente: El ObservadorMercado Agrícola de Montevideo