Estudiantes de tercer año de liceo investigaron sobre el agua en su localidad.

Pintadito es una localidad donde viven 1.700 personas. Queda a pocos kilómetros de la ciudad de Artigas, está ubicada sobre un cerro y bordeada por el arroyo Pintado. Durante muchos años la comunidad de Pintadito reclamó la instalación de un liceo en la zona, ya que muchos de los niños que terminaban la escuela no podían seguir estudiando por tener que trasladarse hasta la capital. El liceo llegó en 2014 y empezó a funcionar en el predio de la escuela de Pintadito, que es de tiempo completo. Los niños terminaban sus clases a las 15.30 y diez minutos más tarde comenzaban su turno los adolescentes, hasta que en 2018 llegó el tan anhelado edificio nuevo, muy característico por su revestimiento de piedra.

En este liceo de 200 estudiantes es que trabaja Cecilia Paz, docente de 33 años que se recibió en 2015 y desde 2016 está trabajando en Pintadito. Es profesora de Idioma Español; sin embargo, ganó el Premio ReachingU al docente uruguayo del año por el desarrollo de Pintagüita, un proyecto que apuntó a investigar cómo solucionar la falta de agua potable en el pueblo.

“El proyecto surge de un planteo que les hice a los gurises sobre qué problemas hay acá en el barrio y ver de qué manera podemos solucionarlos”, explicó la docente. Los estudiantes de tercer año plantearon temas como la drogadicción, los perros que usan para las carreras y el agua. Cuando la docente les pidió que priorizaran uno, el elegido fue el agua. “En la clase hay algunos gurises a los que el agua les llega con dificultad, otro que no tiene agua y saca de una cachimba”. La altura de Pintadito dificulta el acceso, pero también la falta de pozos: había uno y este año OSE hizo el segundo, aunque el agua de allí todavía no es apta para su uso por la cantidad de basalto en la zona.

El proyecto tuvo una parte importante de investigación: buscaron entrevistas a referentes locales sobre la problemática, trabajaron con datos sobre saneamiento y acceso al agua potable en Uruguay y leyeron la Constitución y la Ley de Política Nacional de Aguas. Además de trabajar con la escritura para el desarrollo y fundamentación del proyecto, se integraron a Pintagüita los profesores de Biología, de Educación Social y Cívica y de Geografía.

Para poder trabajar tuvieron que hacer un plano de una zona alta de Pintadito que no está contemplada en los mapas oficiales. Además, los estudiantes construyeron dispositivos para utilizar agua de la lluvia y estudiaron el proceso, que requiere de potabilización.

El proyecto fue creciendo, los estudiantes fueron involucrándose cada vez más con las situaciones complejas de su comunidad y, con colaboración de personas y empresas, lograron obtener algunos tanques, caños y canillas para facilitar instalaciones, aunque sean precarias –reconoce la docente–, para que las familias mejoren su acceso al agua.

Trabajar por proyectos
Cecilia es orientadora de Clubes de Ciencia, y fue por medio de esta práctica educativa que conoció el trabajo basado en proyectos. “Es una forma de promover el sentido crítico, reflexivo, al alumno que se involucra, que investiga, que es curioso, que tiene que salir a buscar respuestas que no son googleables, porque resolver un problema de la comunidad no es algo que puedas buscar en internet: tenés que conversar con los vecinos, autoridades, y eso no tiene precio”, dijo. Pintagüita fue premiado a nivel departamental, y el equipo viajará a Piriápolis entre el 13 y 16 de noviembre a participar en la Feria Nacional de Clubes de Ciencia.

La docente aseguró que el trabajo en proyectos es importante para los alumnos: “Trabajar en esta modalidad te permite trascender; que los gurises se sientan activos, no sólo en el aprendizaje, sino en lo que pueden hacer para ayudar al otro”. Destacó también que aprenden a trabajar en equipo, que logran abordar un tema desde diferentes disciplinas y compenetrarse realmente con el trabajo. “Pasamos los sábados enteros, todo el día trabajando en el proyecto”, contó la profesora, que añadió que los jóvenes desarrollan su autonomía. “Una de las estudiantes se había quedado sin agua y llamó a OSE citando la Constitución, que decía que el agua es un derecho humano fundamental, y la Ley de Política Nacional de Aguas. Ella estaba exigiendo su derecho”, comentó satisfecha.

Cecilia reconoce en el director del liceo de Pintadito, Romell Erwin Trivel, a un referente, “que nos impulsa constantemente a profesionalizarnos en la tarea, a concurrir a cursos; si tenemos una idea lo que vamos a encontrar en él es apoyo incondicional”. Valora del director que conoce a sus alumnos por su nombre, que sabe qué materias tienen bajas, y que “no hace la gestión encerrado en su escritorio: pasa por los salones, pregunta cómo están los demás”.

Además del aprendizaje basado en proyectos, la docente usa distintas estrategias en función del grupo con el que tiene que trabajar, ya que además es profesora en la escuela agraria, en los liceos 2 y 4 de la ciudad de Artigas y en el Cecap. Por ejemplo, en los liceos de la ciudad usa la gamificación, una estrategia que apunta a presentar los temas de estudio a través de juegos. “Hay muchas estrategias didácticas innovadoras que se están utilizando, y muchas veces están escondidas. No compartimos, no se dan los espacios para compartir; en ese sentido creo que las horas de coordinación son espacios muy ricos, que los docentes tenemos que aprovechar, y muchas veces se pasa como una hora más, que ‘voy a cumplir y se terminó’”. Para ella, tener estudiantes y grupos diversos “es una riqueza, porque aprendemos estrategias distintas”, y apuntó que lo fundamental es poder trabajar en equipo junto a otros docentes.

Animarse a abrir las aulas
Cecilia Paz recibió el premio ReachingU de manos del maestro Óscar Washington Tabárez, en una ceremonia a fines de agosto. El objetivo al que apunta la fundación ReachingU con esta convocatoria es reconocer públicamente a los docentes, para lo que se asociaron con la fundación internacional Varkey, que también da un premio internacional a los docentes, conocido como el Nobel de la educación.

La postulación al premio ReachingU no fue idea de Cecilia. “La mamá de un alumno vio el lanzamiento de la premiación y llenó sola el formulario. Cuando me llegó un correo diciéndome que me habían nominado, pensé que si una persona estaba reconociendo mi trabajo significaba que algo bueno había hecho, y además que es un premio que va a permitir que el liceo crezca, así que me postulé”, contó. Tras presentar la documentación, la evaluación por un comité de especialistas y una entrevista personal, llegó a ser una de las cinco finalistas y un jurado de tres expertos la eligió.

El premio consiste en 5.000 dólares para impulsar el proyecto. Cecilia definió qué comprar y los materiales están por llegar a Pintadito: computadoras, materiales de laboratorio, libros de física, química y biología. La idea de la profesora es dar continuidad al proyecto Pintagüita, “pero a su vez permitir que surjan otros”.

El premio le dio visibilidad al proyecto pero también a la forma de trabajar de la docente. Tras recibir la distinción fue invitada a dar charlas y talleres con otros docentes, que han pedido que vaya a las horas de coordinación en los liceos del departamento a contar cómo desarrolló su trabajo. “En Artigas se hace mucha cosa que a veces no se ve, y creo que nos estamos animando”, comentó en diálogo con la diaria. “Tenemos que empezar a animarnos a abrir nuestras aulas, a mostrar lo que hacemos, sistematizar la información, compartirla, porque si no queda ahí, y son trabajos que trascienden el aula, el salón de clase, involucran a los alumnos a trabajar con la comunidad, a autorregular el conocimiento. Nosotros trabajamos como orientadores de los gurises”, opinó la profesora.

Cecilia piensa postularse para el premio internacional que otorga Varkey y cree que todas las finalistas del premio ReachingU, y otros docentes, deberían hacerlo. “Estoy segura de que hay miles de docentes que trabajamos así, y tienen que animarse a compartir, a encender la chispa en el otro. Tenemos que apoyarnos entre docentes, como colectivo, y tener claro desde el principio del año para qué educamos”.

“Trabajar así lleva mucho tiempo, y a veces eso es lo que el docente no quiere, pero vale la pena”, dijo Cecilia y contó que su hijo, al ver el premio, agarró una hoja, hizo una réplica y escribió orgulloso: “Premio al hijo del docente uruguayo 2019”. “Muchas veces dejamos a nuestras familias o hijos para dedicarnos a esto, pero tenemos que pensar que también estamos educando en ese acto”, concluyó la docente.

Fuente: La Diaria