Se llevan vendidas 11.000 entradas para las 12 funciones previstas en el Auditorio Nacional del Sodre, que van desde hoy hasta el miércoles 1 de abril.
Una función de ballet con la orquesta en vivo es, sin dudas, una experiencia superior a la misma producción con la música proveniente de un CD, por mejor que sea la ejecución. Y esa es la buena noticia: el regreso de la Orquesta Sinfónica del Sodre al foso, luego de superadas las diferencias gremiales que ocasionaron dos temporadas con música grabada, para inaugurar hoy jueves 19, con Coppélia, la temporada 2015 del Ballet Nacional del Sodre, en la que celebrará su 80ª aniversario.
Si bien se trata de un producto genuino de la Francia decimonónica, es uno de los títulos más emblemáticos del ballet cubano. De hecho, Coppelia es el nombre de la principal cadena de heladerías de Cuba, por ser el ballet preferido de la revolucionaria Celia Sánchez.
La realización fue arrendada al Teatro Municipal de Río (escenografía y vestuario de José Varona e iluminación de Paulo César Medeiros). Los roles protagónicos estarán a cargo de las uruguayas María Noel Riccetto, Giovanna Martinatto y Vanessa Fleita, el español Ciro Tamayo, los argentinos Lucas Erni y Ciro Mansilla, y los brasileños Ariele Gomes y Gustavo Carvalho (todos miembros estables del BNS).
La dirección general es, como siempre, de Julio Bocca, y la partitura del francés Leo Delibes será interpretada bajo la batuta del maestro Martín García. La coreografía, adaptada de la original de Arthur Saint-Léon, corresponde al cubano Enrique Martínez. La reposición de la coreografía convocada por el BNS es de la destacada maestra brasileña Dalal Achard.
El libreto original, de Charles Nuitter, está basado en el cuento Der Sandmann (El hombre de arena), de Ernest Theodor Amadeus Hoffmann. Dividido en tres actos, este plato fuerte del repertorio internacional es una historia romántica que combina realismo y fantasía, y está ambientada en una aldea de Galitzia (hoy zona fronteriza entre Polonia y Ucrania), coordenada geográfica que imprime a la partitura una sonoridad folclórica del este europeo.
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