Uruguay fue representado por indios en el sudamericano de cricket y salieron vicecampeones

El partido de fútbol del Mundial de Rusia entre Francia y Croacia acababa de terminar. Los galos eran los nuevos campeones y el mundo entero observaba a sus jugadores alzar sus brazos con aire victorioso. En esas imágenes, que serán eternas y se emitirán una y mil veces durante décadas, aparecen varios hijos de inmigrantes.

A pesar de las enormes tensiones que hay en Francia respecto a ese asunto, los descendientes de aquellos aventureros que abandonaron sus países en busca de un futuro mejor llevaron la gloria a su nación. Fueron recibidos como héroes en París.

Kylian Mbappe, una de las grandes figuras de Rusia 2018, brilló para su selección gracias a que tiempo atrás Wilfred, su padre, emigró de Camerún a Francia. Algo similar sucedió con Paul Pogba, Samuel Umtiti, Corentin Tolisso y N’Golo Kante.

La inmigración es una de las prioridades en las agendas de los gobernantes europeos. La llegada de los refugiados interpela al viejo continente cada día y el mundial de Rusia fue una vidriera en ese sentido.

Del otro lado del Atlántico, también surgen casos de extranjeros que defienden a un país ajeno a través del deporte. Uruguay, esa nación del extremo sur de América que fue construida por inmigrantes, observa a diario cómo llegan ciudadanos desde los más remotos rincones del planeta a comenzar una nueva vida. Además de sueños, junto a su equipaje también traen sus costumbres, su cultura, sus comidas y sus pasiones.

Esta historia no tiene nada que ver con el fútbol, pero sí con otro deporte inventado por los ingleses: el críquet. Hasta el menos curioso de los montevideanos habrá observado en los últimos años cómo un grupo de indios juega a ese deporte en la rambla. A la típica postal del uruguayo con su termo y mate disfrutando del fin de semana a orillas del Río de la Plata, se le sumaba la presencia de esos asiáticos que practicaban un deporte de reglas difíciles de entender. A eso, algunos le llaman globalización.

Esos indios, muchos de los cuales trabajan para el Grupo Tata en Zonamerica, comenzaron a organizarse, crearon la Uruguayan Cricket Association y en estos días compitieron por el equipo uruguayo en el Sudamericano que se disputó en Bogotá. Estuvieron a punto de coronarse campeones, pero este domingo perdieron la final ante México.

Beerbal Abdulkhader, uno de los organizadores del equipo que en esta oportunidad no viajó a Colombia por razones personales, contó a El Observador que Uruguay conformó un equipo exclusivamente con extranjeros. Son todos indios. Hay 15 jugadores y un gerente. «Los jugadores tienen residencia permanente y llevan más de tres años viviendo en el país», contó Beerbal.

Los relatores de radio tendrían que dedicar varias horas de su tiempo para poder aprender a nombrar la alineación del equipo. Uruguay salió a la cancha con: Avi, Boopathy, David, Deeshan, Gnanesh, Gokul, Hidhu, Jaswant, Madhu, Rajat, Ramsoorya, Ravindra, Shivansh, Sid y Vijay.

Pocos minutos después de masticar la bronca por la derrota ante los mexicanos, los integrantes de la selección uruguaya comenzaron a valorar lo que habían logrado. «Mejoramos mucho y quedamos muy contentos. Tenemos muchas limitaciones y logramos un segundo lugar. Todos trabajamos y apenas podemos practicar los sábados y los domingos, en nuestro tiempo libre. Estamos orgullosos por el equipo», dijo Beerbal. Este ingeniero informático llegó a Uruguay en 2012 a trabajar en Tata. Viajó solo, pero poco tiempo después conoció a una uruguaya, con quien contrajo matrimonio. Tienen un hijo de 2 años y otro en camino, que nacerá sobre fines de setiembre. Viven en Solymar.

Planes
El 22 de agosto, el embajador británico en Montevideo, Ian Duddy, mostró su alegría por la participación de Uruguay en el Sudamericano de críquet. «Lindo ver que Uruguay tiene un equipo nacional de críquet. Ahora, camino a Bogotá para representar a Uruguay en el campeonato de América del Sur», escribió el diplomático en su cuenta de Twitter, junto a una foto en la que se podía ver a los jugadores en el Aeropuerto de Carrasco.

La Uruguayan Cricket Association tiene muchos planes a futuro. En diciembre, el equipo viajará a Buenos Aires a jugar un partido contra la selección argentina. Será en conmemoración al primer enfrentamiento que ambos países tuvieron en ese deporte, hace 150 años. La revancha será en Montevideo.

A su vez, los indios están terminando una cancha en Zonamerica y tienen previsto utilizarla para enseñarles a jugar a aquellos uruguayos que estén interesados. Al mismo tiempo, el proyecto es recorrer centros educativos y utilizar el críquet como una excusa para intercambiar cultura.

El críquet tiene una larga historia en Uruguay. En octubre de 1842, un grupo de ciudadanos británicos fundó el Victoria Cricket Club. Aunque estaban lejos de su patria, los británicos querían mantener sus costumbres. Luego, poco a poco, ese deporte desapareció. Un siglo y medio más tarde, de la mano de los indios, el críquet busca revancha e intenta seducir a los uruguayos.

Fuente: El Observador