En el primer día de clase hicieron hincapié en que este año cuidarán especialmente que los niños tengan una alimentación saludable.

En los 90, en la escuela Artigas de la ciudad de Rocha, los primeros días de clase eran tan divertidos como monótonos. Las maestras nos proponían, años tras años, que relatáramos qué habíamos hecho ese verano. Luego llegaba la parte divertida: el primer recreo, los reencuentros y la merienda. El manjar eran los alfajores Fiesta, ya extintos. Y nosotros, sin saberlo, los maleducados.

Dos décadas después, la rutina del primer día de clase cambió. Un ejército de maestras y maestros retomó ayer, con ímpetu, la guerra contra el alfajor, las papas chips, los snacks y las gaseosas. La de ayer fue una jornada destinada a la alimentación saludable. Qué pueden y deben llevar los niños de merienda fue el tema del inicio de clases.

“Si traen alfajores, no se los dejo comer”, les explicó la maestra Irma, de nivel cinco de la escuela Número 61, Konrad Adenauer, a padres, madres, familiares y niños. La directora de la escuela, Carmela Villagra, explicó a El Observador la ley de alimentación saludable en centros educativos, aprobada el año pasado, es muy clara.

La ley establece que los niños deben tener “la posibilidad de incorporar a los hábitos alimentarios alimentos y bebidas nutritivamente adecuados, estableciendo que los mismos estén disponibles en cantinas y quioscos que se encuentren dentro de los locales educativos”. La ministra de Salud Pública, Susana Muñiz, anunció el viernes que el presidente de la República, José Mujica, firmará el decreto reglamentario de la ley esta semana. La ministra dijo que si bien no se prohíbe la venta de snacks y productos ricos en grasas, como alfajores y papas fritas, sí se establecerá la prohibición de su publicidad y exhibición en las cantinas de los locales educativos.

Sin embargo, muchas maestras marcan la cancha en su territorio. Irma, por ejemplo, no permite que los pequeños tomen gaseosas. Su lucha no es aislada. La guerra contra las bebidas cola ya afectó a las principales marcas del mundo. En el último año, las ventas mundiales de Coca Cola bajaron 3,6%.

La maestra de segundo año de la escuela Konrad Adenauer también propuso el primer día de clase el menú que compartirán los alumnos en la “merienda”, para que aprendan hábitos alimenticios. Los lunes, los escolares deberán llevar comida casera; los martes, fruta; los miércoles, refuerzos; los jueves, lácteos; los viernes, libre. “Libre quiere decir que pueden elegir cualquiera de las comidas de los días anteriores”, aseguró. “Nada de papitas, ni de maní, ni de Coca”, especificó, por las dudas. La maestra aclaró que el agua que sale de las canillas de la escuela es potable.

La directora de la escuela le da mucha relevancia al tema. “Está el problema de la salud de los niños”, explicó. La Encuesta Nacional de Sobrepeso y Obesidad realizada en el 2000 reveló que el 17 % de los niños uruguayos de entre 9 y 12 años tiene sobrepeso y el 9 % se ubica en rangos de obesidad. En un artículo publicado en la Revista Médica del Uruguay en 2002, los doctores Raúl Pisabarro, Alicia Recalde, Ernesto Irrazábal y Yenica Chaftare analizaron los resultados de la encuesta que relevó los niveles de sobrepeso en la niñez uruguaya y concluyó: “En Uruguay padecemos cifras epidémicas de obesidad infantil que predicen un incremento de las enfermedades cardiovasculares y la diabetes mellitus tipo 2 en los próximos años”.

Por otra parte, el consejero del Consejo Directivo Central (Codicen) Néstor Pereira destacó ayer la importancia de compartir alimentos en ámbitos educativos. “Cuando se comparte la comida, se constituye un espacio pedagógico en el que se crean hábitos”, explicó a El Observador.

Pereira agregó que un equipo de médicos de Codicen comenzará a trabajar este año con los encargados de cantina de los centros educativos para cumplir la ley y ofrecerle a los niños y adolescentes alimentos ricos y saludables.

Fuente: El Observador