“La Iglesia es casa de puertas abiertas, mate pronto”, dijo el sacerdote.

La catedral metropolitana recibió con un aplauso al presidente de la República, José Mujica, y con una ovación al vicepresidente Danilo Astori. Ambos se sentaron en primera fila. A la hora 18 en punto, llegó el flamante arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, y la algarabía se multiplicó. “Hay un aire a Francisco”, le comentó Mujica a Astori. “Sí, hay aire a Francisco. Estás hablando de una parte sustancial de la civilización”, le respondió el vicepresidente. “Y sobre todo de nosotros, los latinoamericanos”, concluyó el presidente. El Observador, que estaba a centímetros de las autoridades, escuchó el diálogo.

Sturla recorrió la nave central de la catedral bendiciendo a los creyentes, en medio de aplausos y más aplausos. Allí estaba la intendenta de Montevideo, Ana Olivera, y representantes de todos los partidos políticos con representación parlamentaria. Sturla reconoció a su paso al expresidente de la República Luis Alberto Lacalle. “Mucha agua voy a tirar aquí”, le dijo Sturla, sonriente. Luego le extendió la mano al senador Pedro Bordaberry. Unos pasos más adelante, apretó la mano del presidente. “Muchísimas gracias por haber venido. Es un gusto”, le dijo Sturla a Mujica. El saludo con Astori fue más afectuoso. Se dieron un abrazo. Es que el vicepresidente, a diferencia de Mujica, es católico y en el último año se reunió dos veces con el papa Francisco, primero en el Vaticano y luego en Río de Janeiro. “Francisco es un papa amigo”, dijo Astori a El Observador luego de su segundo encuentro con el pontífice.

En la amistad, precisamente, centró su homilía Sturla. “Los amigos se hacen el aguante, como dicen los jóvenes. La Iglesia existe para ello. Vaya si la Iglesia nos hace el aguante tantas veces en la vida”, dijo Sturla, con un estilo desenfadado, que apuntó, repicando sus modismos, directamente a los jóvenes.

Los jóvenes han sido una de las mayores preocupaciones del arzobispo. En una entrevista con canal 4, expresó su oposición a la rebaja de la edad de imputabilidad penal de 18 a 16 años, como proponen el Partido Colorado y el Herrerismo.

“No tengamos miedo de ser misioneros y de salir a invitar, vayamos especialmente a los jóvenes y a los pobres. Los vamos a encontrar en tantas esquinas de nuestros barrios, donde no siempre lo que reúne, construye”, dijo Sturla. En cuanto a su antecesor, Nicolás Cotugno, que renunció al obispado por cumplir 75 años, destacó que legó el liceo Jubilar, “que ha sido modelo de trabajo educativo para el Uruguay entero”, dijo Sturla.

El arzobispo criticó a quienes “buscan saciarse en la comida chatarra de la sociedad consumista”. En contrapartida, destacó que “la Iglesia es casa de puertas abiertas, mate pronto, mesa tendida”. El mate ha sido uno de los símbolos del papa, quien, cada vez que puede, aprovecha la ocasión para degustar un amargo. A propósito de Francisco, Sturla había dicho en una reciente entrevista con El Observador que le “encanta” el estilo del pontífice. En alusión a la presencia de políticos y autoridades, Sturla dijo que el de ayer fue “un encuentro histórico, en el marco plural de nuestra sociedad”. Y agregó: “Este gesto es señal de una laicidad positiva”.

Mujica se retiró minutos antes de comenzar la homilía. Afuera de la catedral, donde un centenar de creyentes escuchaba al arzobispo, dijo: “Tengo una admiración política muy fuerte por la Iglesia Católica”. A Sturla le deseó suerte y pidió “que acompañe la lucha por los pobres”.

Perfil de Sturla

Se ordenó como sacerdote de Don Bosco el 21 de setiembre de 1987. Antes de ser nombrado obispo auxiliar el 10 de diciembre de 2011, fue inspector salesiano en Uruguay. Estudió Derecho Civil, Filosofía y Ciencias de la Educación y Teología en el Instituto Teológico de Uruguay Monseñor Mariano Soler. Fue director durante seis años del liceo Juan XXIII. La educación es una de sus principales preocupaciones. Como el papa Francisco es un apasionado del fútbol. Ayer asumió como arzobispo de Montevideo. Tiene 54 años, por lo que se avizora un mandato largo al frente de la Iglesia montevideana, ya que los obispos deben presentar su renuncia al cumplir los 75 años. Su hermano, Martín, fallecido, fue diputado por el Partido Nacional.

Fuente: El Observador