Desde el pasado sábado14 de setiembre, y por ley, se interpretará el silencio de los uruguayos como una donación de órganos solidaria. Si alguien no expresa su voluntad contraria, será donante. Las autoridades tienen la expectativa de agilitar con esto la lista de espera.

Entró en vigencia la nueva ley que establece que toda persona en Uruguay es donante de órganos, a menos que exprese y se registre por la negativa, que vaya al Instituto Nacional de Donación de Órganos y Trasplantes (INDT) y firme un papel en el que quede estampada la voluntad de no donar sus órganos al morir.

«La ley interpreta el silencio como una donación solidaria. La ley nos pone la responsabilidad a nosotros mismos. Si no queremos ser donantes tenemos que expresarlo y registrarlo. Nos pone en la obligación de decidir qué queremos hacer», resume la directora del INDT, Inés Álvarez.

Se trata de una normativa que le da una nueva vuelta de tuerca a la ya existente. En Uruguay se legisló sobre la donación de órganos en el año 1971 con un texto que fue pionero en la región. «Sentó bases muy sólidas y estrictas con respecto a la donación del cuerpo humano. Dejó bien penalizado que la donación y los productos de la donación no se compran ni se venden y lo puso en la órbita del delito. Marcó el camino en la región», destaca Álvarez.

Hace 10 años, en 2003, esa ley sufrió una modificación que fue de alguna manera determinante para lo que se viene ahora. En ese momento se introdujo un cambio que estableció que todo aquel que no hubiera expresado nada en lo contrario y cuyo fallecimiento ameritara una pericia forense, era donante. Si una persona fallecía de manera dramática en, por ejemplo, un accidente y el caso merecía la actuación de la Justicia, se asumía, salvo que hubiera estampado su negativa, que sus órganos podían ser extraídos para trasplantarlos en otra persona.

«Esa pequeña nueva modificación la valoramos como si fuera un plan piloto para la ley actual, para ver cómo lo tomaba la población. Y nos dimos cuenta que el uruguayo es tremendamente solidario y solamente en contadas ocasiones tuvimos problemas para explicar a los familiares este tema», dice la directora del INDT.

La vuelta de tuerca es que ahora ya no se necesitará una pericia forense. La expectativa de las autoridades sanitarias es lograr con esto mover una lista de espera para trasplantes que no es todo lo ágil que debiera ser. Hay mucha gente que se muere esperando. La tasa de donación de órganos, 16,6 por millón de población, es una de las más altas de Latinoamérica. Pero no es suficiente.

Según Álvarez, la experiencia en otros países que han aplicado una normativa similar a la que acaba de entrar en vigencia, son dispares. Pero estima que en Uruguay será beneficiosa y le dará un nuevo impulso al tema de los trasplantes. Esto lo asegura porque el usuario «tiene confianza en el sistema».

«Cuando el sistema de salud no es confiable, ahí entran en las dudas. Acá el sistema es confiable. El usuario sabe que el trasplante no discrimina ni raza ni clase social. El que lo necesita, accede. Eso hace que la cabeza de los uruguayos en este tema sea más diferente, abierta. Por eso la predicción es que va a ser una ley positiva», aventura la especialista.

Álvarez sabe, sin embargo, que hay gente desconfiada, que hay temores. Pero enfatiza que la legislación y el sistema de extracción de órganos le dan «total garantía» al paciente. «El propio proceso legal dice que el diagnóstico de la muerte encefálica tiene que ser firmado y constatado por dos médicos que no pertenezcan al equipo de trasplante ni al de procuración. Y cualquiera que opere en el sentido contrario termina preso», afirma.

Álvarez valora que de esta manera, con la nueva ley, también se le quita «un peso y un drama» a la familia del fallecido en contextos que la mayoría de las veces son dramáticos y en donde en lo menos que se piensa es en cuál era la voluntad del fallecido, si quería ser donante o no.

Mayores de 18

La ley de donación de órganos abarca solo a los mayores de 18 años. Si una persona no quiere ser donante deberá concurrir hasta el piso 4 del Hospital de Clínicas a manifestar su voluntad. Quedará anotado en un registro. Aquel que ya dijo que no alguna vez y firmó su voluntad no la tiene que refrendar. Ya quedó registrado. Se están generando instancias para descentralizar el trámite y hacerlo en el interior del país, a través de las direcciones departamentales de Salud.

Un millar en lista de espera

  • En Uruguay hay unas 1.000 personas en lista de espera por un trasplante de órgano. Entre ellas, hay 426 que esperan por un riñón (dos son niños); 16 por un hígado (dos niños); 26 por un corazón (un niño); seis por un pulmón; 94 por un trasplante de riñón y páncreas; uno por riñón e hígado; y más de 400 por un trasplante de córnea.
  • En Uruguay se realizan anualmente 600 trasplantes, un 22% de órganos, 61,5% de tejidos y 16,5% de células. Hay cerca de un millón de donantes.
  • En 2011, el 72,5% de los pacientes en lista de espera no lograron obtener un órgano para trasplante y el 4% falleció esperándolo.
  • Durante 2012, la tasa de donantes efectivos de órganos fue de 16,16 por millón de personas. Los donantes efectivos de tejidos fueron 28,96 por millón de personas y los donantes efectivos de órganos y tejidos simultáneamente 30,79 por millón de personas.
  • A pesar de la larga lista de espera, la tasa de donación de Uruguay es de las más altas de la región, con casi el triple de la media de América Latina.

Fuente: El País