El lunes 8 de junio se cumplieron 100 años del nacimiento del científico matemático uruguayo y militante comunista, José Luis Massera, quien se ha constituido en uno de los referentes de la cultura, la ciencia, la política y la democracia en Uruguay. Para conmemorar esta fecha el Correo uruguayo emitió un sello conmemorativo. Durante la presentación de este sello, el rector de la Udelar, Roberto Markarian, recordó una frase de Mario Wschebor: «Es verdad que la escuela matemática uruguaya es hija de Massera».

Nacido en Italia, hijo de padres uruguayos que estaban de paso por Europa, Massera se graduó de ingeniero en la Universidad de la República, y fue cofundador del Instituto de Matemáticas y Estadística.

Hijo del senador y filósofo José Pedro Massera, desde muy joven desarrolló una marcada inquietud por la Matemática. Sus contribuciones en este campo le valieron un distinguido reconocimiento.

A la vez, su actividad militante, primero en defensa de la República Española, luego en la lucha antinazi durante la Segunda Guerra Mundial, resultaron en un fuerte compromiso por la defensa de los valores más caros de los uruguayos: la democracia y la libertad.

Su compromiso político e ideológico hace que se integre al Partido Comunista de Uruguay (PCU). Allí desarrolla una importante tarea de educación desde el año 1955, en el que integra la nueva dirección partidaria con Rodney Arismendi.

Fue elegido diputado y tuvo un importante rol en la generación, primero del Frente Izquierda de Liberación (Fidel), y luego en la creación del Frente Amplio, del cual fue miembro fundador. En 1975 cayó preso por su actividad militante y se desató una vasta campaña de solidaridad internacional por su liberación.

Varias universidades y organizaciones científicas se pliegan hoy a esta campaña de reconocimiento de la figura de Massera, quien participó activamente en la creación del Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (Pedeciba) y de la Facultad de Ciencias, retomando su trabajo además en la reconstrucción de su querida Facultad de Ingeniería y del Instituto de Matemática que allí creó en 1942 y que hoy, a propuesta suya, lleva el nombre de su colega y amigo cofundador del instituto, Rafael Laguardia.

Su personalidad rigurosa, modesta y exigente, su gran capacidad intelectual, junto a su coherencia y capacidad de liderazgo lo convirtieron en un referente de la ciencia, la cultura y la política del Uruguay de fin del siglo XX.

Contribuyó significativamente a la formación de un grupo de investigadores en matemática y, en particular, en Ecuaciones Diferenciales. Sus investigaciones en este campo lo llevaron a editar un tratado sobre ecuaciones diferenciales lineales, junto con Juan Jorge Schäffer, que es uno de los textos cruciales del campo.

Por su labor científica recibió los títulos de doctor honoris causa de las universidades La Sapienza (Roma), Humboldt (Berlín), de Niza, de Puebla, de Quito, Técnica de Budapest, San Andrés (Bolivia), La Habana, UFRJ (Río de Janeiro), y de la Universidad de la República (Uruguay).

Fuente: La República