En un ambiente casi familiar, la primera generación de ingenieros en Minas recibió en la tarde del miércoles 1° de octubre su título universitario.

Se trata de 15 alumnos, ingenieros civiles e industriales mecánicos, en Agronomía, químicos y geólogos, que desde hace años trabajan en materias relacionadas con minería y vieron en el postgrado de la Facultad de Ingeniería la posibilidad de formarse como expertos en ese rubro. Y de dar un impulso a la industria local.

La carrera surgió en 2010 fomentada por el Ministerio de Industria, Energía y Minería (MIEM), con una inversión de US$ 300.000, y comenzó a dictarse en agosto de 2012. Según dijo a El Observador el coordinador del postgrado y jefe del departamento de ingeniería en Materiales de la facultad, Aldo Bologna, la minería es un área poco desarrollada en Uruguay y desde el MIEM existía “preocupación por la importante carencia de profesionales formados en la ingeniería de minas”.

El ministro de Industria, Energía y Minería, Roberto Kreimerman, dijo en el acto de colación que Uruguay es un país que viene creciendo y “está en una etapa de diversificación” de sus cadenas de producción, lo que hace posible que se piense en desarrollar conocimiento en minería.

Algo que hasta hace 15 años era impensado. Así lo contó a El Observador una de las egresadas del postgrado, Alejandra Martínez, quien en 1999 fue admitida en la Universidad Federal de Río Grande do Sul, de Porto Alegre, para hacer la misma carrera, pero no pudo concretarla. “No tenía los fondos porque en ese momento al país no le interesaba”, explicó.

Actualmente, según el decano de Ingeniería, Héctor Cancela, “hay un contexto general que hace posible el programa. Un Uruguay que crece, se diversifica y se dio cuenta de que tiene muchos más recursos”, entre ellos los minerales.

“El hombre moderno no vive sin la minería”, explicó a El Observador otro de los egresados, Eduardo Barrios, quien trabaja hace 25 años en la extracción de ágatas y amatistas en el departamento de Artigas, ya que “hoy en día una persona depende de cinco toneladas de minerales”. Destacó también la importancia del desarrollo de las actividades mineras en el país, algo de lo que no se tenía conciencia, pero que “al igual que la ganadería, la agricultura o la forestación, es necesario explotar”.

“Si tenemos ese activo podemos generar alrededor de él muchas profesiones y un tejido industrial necesario para disminuir la dependencia del país, desde el período colonial hasta ahora, de los grandes centros de desarrollo”, dijo Kreimerman.

Primeros pasos

Antes del comienzo del postgrado, el ingeniero Civil Diego Montaño, quien también tomó los cursos, dijo a El Observador que “la mayoría de los técnicos venía del exterior, y no había una transferencia de conocimiento hacia los técnicos locales. Te podías aproximar, pero muy lateralmente”. El postgrado en minería permite entonces “generar recursos humanos genuinos que van a dar un impulso a la industria local”, agregó.

En primera instancia, la ingeniería en Minas comenzó como una serie de cursos y ponencias en el marco de un postgrado, al que pudieran acceder profesionales con una carrera de grado y afines a la materia. “Producimos gente que ya tenía experiencia, madurez y oficio como ingenieros”, dijo Bologna a El Observador, pero ahora “conocen con bastante profundidad el detalle tecnológico de la ingeniería de minas y están en condiciones de calcular un talud, un relieve, no como expertos, pero sí como ingenieros recién recibidos que tienen el conocimiento y deben salir a aplicarlo”.

El plan de estudios del postgrado consta de 300 horas de cursos directos, divididos en las tres grandes áreas que abarca la minería: yacimientos, el recurso mineral y su evaluación; la explotación, a cielo abierto y subterránea; y los aspectos legales y de medioambiente.

Las clases fueron dictadas en su mayoría por profesores extranjeros, provenientes básicamente de Brasil, aunque también participaron expertos de Chile y Canadá. Las diferentes ponencias se transmitieron además, por videoconferencia para los alumnos de Artigas y Tacuarembó, departamentos donde se encuentra el polo de desarrollo de minería, a través de equipos especializados que permiten presenciar la clase como si se atendiera directamente, con posibilidad de ver el pizarrón y hacer preguntas directas a los profesores.

A partir del próximo año se pretende transformar los cursos en una maestría, con la incorporación de una tesis, y orientada hacia recién egresados. “La expectativa para la maestría es diferente”, dijo Bologna. “Nos gustaría captar gente recién recibida para que pueda dedicarse a pleno a la ingeniería en Minas, que piensen como ingenieros de minas” y “lograr ese cambio de mentalidad”.

La idea es entonces que a partir de la formación de ingenieros especializados se puedan desarrollar también más investigaciones. Lo que se configura como una segunda etapa del programa que lleva adelante Ingeniería.

Según Bologna, en Uruguay la minería aún no está desarrollada pero se están realizando esfuerzos para adecuarse a una materia en la que no hay tradición.

“El país se tiene que ir adecuando para poder tener una industria que realmente haga las cosas bien, desde todo punto de vista. Para eso hay que tener conocimiento, saber”, aseguró.

Fuente: El Observador