Las «cenas en el bosque» de Lussich, una novedad de este verano en Punta Ballena.

Comer acompañado del sonido de los pájaros y con la presencia de bichitos del luz en el aire, bajo la luna y las estrellas y rodeado por una amplia variedad de especies vegetales, algunas de ellas plantadas incluso por Antonio Lussich, es la propuesta del restaurante que lleva por nombre el apellido del empresario y creador del arboretum.

Martina Alonso es la cocinera y una de las responsables (junto a su pareja Martín Larre) de ese emprendimiento gastronómico, ubicado al lado del arboretum, que surgió de una charla con su Larre, y la hermana de Alonso, quien fue la que propuso la idea de utilizar la casa familiar.

La casa era parte del arboretum, y Lussich la legó a una de sus hijas. Fue pasando de pariente en pariente hasta que hace 30 años pasó a manos de los padres de Alonso, bisnietos del arboricultor. Ahora esa casa funciona como cocina, pero también es la residencia familiar, lo que presenta un contraste llamativo, con la preparación de los platos en un entorno doméstico y los comensales separados de la cocina por un living común y corriente.

«Es fuerte», dijo Alonso en referencia a trabajar en un lugar que representa tanto para ella como para su familia. «Me gusta contar del lugar, de Punta Ballena, y compartirlo con el resto de la gente», agregó.

La ambientación particular se combina con una propuesta gastronómica que Alonso define como «cocina honesta» y que refiere, por una parte, a la utilización de productos caseros o naturales, salvo contadas excepciones que –al menos de momento– no puede producir por su cuenta, como la harina para el pan.

Los ingredientes utilizados en la preparación de los platos de Lussich son en su mayoría locales. Los quesos son elaborados a un kilómetro del restaurante. Las verduras proceden de la cercana localidad de La Capuera. Los vinos son de bodegas nacionales, la cerveza es artesanal y hasta el agua es virgen.

«La materia prima es todo, y lo fresco siempre le gana a cualquier congelado», utiliza Alonso como mantra, un aprendizaje de su tiempo trabajando en el emprendimiento Banquete, que enviaba semanalmente una caja con recetas e ingredientes para fomentar la cocina en casa.

La búsqueda de nuevos elementos y proveedores es constante. El reciente lanzamiento de los refrescos Jariola llamó la atención de Alonso, quien busca incorporarlos a su propuesta. Pero la cacería de productos a veces se hace más simple gracias a la experiencia de la ahora cocinera en Banquete y en el trabajo en la gestión del restaurante Oliva y Sal, también ubicado en Punta Ballena y que perteneció primero a su tío y ahora a su padre.

Es que la familia de Martina no solo está vinculada al arboretum, sino también a la gastronomía. Recetas de su abuela, de su madre y de su tío se hicieron lugar en la propuesta de Lussich. Hasta ahora la trayectoria de Alonso estaba vinculada a la gastronomía como gestora o como fotógrafa de comida, pero no fue hasta el año pasado cuando decidió pasar también al otro lado del mostrador y comenzó estudios formales de cocina en la academia Gato Dumas, para poder abarcar todas las tareas en su restaurante, algo que, contó, es difícil.

Por otra parte, el concepto de «honesto» refiere a los precios. «Buscamos no sobrecobrar los platos, que pasa mucho en Punta del Este en verano», señaló Alonso. El valor promedio de la cena es de $ 1.200 por persona, aunque eso varía levemente cada semana.

Lussich propone un menú de cinco pasos que varía cada siete días. Comienza con una sopa fría o un gazpacho, una ensalada y una tercera entrada que suele incluir verduras asadas o ahumadas, un plato principal en el que se busca incluir algún tipo de carne, y postre, además de té o café, y un agua saborizada con frutas.

«Al tener pocas mesas, me parecía difícil que alguien viniera dos veces por semana; vuelven pero semanas distintas», explicó Alonso sobre el funcionamiento del menú. El local alberga un tope de 30 personas cada noche, lugares que solo se consiguen con reserva previa. Los medios para realizarlas están listados en su sitio web.

Fuente: El Observador