“Necesitamos al Mercosur como al pan”, dijo el presidente José Mujica en la cumbre del bloque realizada el martes 29 en Caracas, al tiempo que exhortó a sus pares a simplificar la integración, con “menos reuniones como estas y apelando más a los teléfonos”. El mandatario uruguayo advirtió, además, sobre el peligro del aislamiento económico y pidió atender el planteo global propuesto por el líder chino Xi Jinping a América Latina.

En su intervención en la cumbre de Caracas, el presidente de Uruguay realizó una reseña histórica de América Latina, repasando los años de economía favorable y estabilidad para luego desembocar, cuando costaba más repartir la riqueza, “en dictaduras que hicieron florecer los cuarteles y los calabozos” en los años 70 y 80.

Pero “siempre seguimos echándole las culpas a otros y sin mirarnos a nosotros mismos”, al punto de que esta región se constituyó en la que peor reparte.

Así “un buen día algunos derrotados empezaron a ganar elecciones y revalorizaron la democracia liberal y burguesa”, narró antes los presidentes Nicolás Maduro, de Venezuela, Cristina Fernández, de Argentina, Dilma Rousseff, de Brasil, y Horacio Cartes, de Paraguay, los miembros plenos del bloque, y Evo Morales, de Bolivia, en proceso de inclusión.

Mujica se detuvo en la transformación de la civilización, que pasó rápidamente de ser industrial a tecnológica, y que ha hecho a los jóvenes de hoy distintos, con otro lenguaje, otro sentir, otra forma de comunicarse que la de los mayores.

“Está apareciendo otro mundo, donde el Estado nacional y los viejos partidos no pueden darle respuestas, porque la realidad va más rápido. Un mundo de fuerza desbocado y sin gobernanza”, subrayó.

Es en ese marco es que está el “pobre Mercosur”, dijo Mujica, creado como una opción para entrar en la civilización del desarrollo.

Sin embargo, creo que “llegamos tarde, con los padecimientos históricos, con Estados llenos de deudas, social especialmente, de pobreza acumulada, con muchos hombres y mujeres que no son ni viejos ni modernos y que apenas consumen y que no les hemos podido brindar el mínimo de conocimiento y de cultura para que puedan entender ciertas claves de la vida”, añadió. “Y eso nos golpea”, afirmó.

El mandatario uruguayo sostuvo que, si el objetivo de unirse en un bloque fue la ambición de ganar nuevos mercados a los cuales venderles, sus fundadores en 1991 no debieron haber olvidado que el gran mercado es incorporar a los pobres que aún tenemos postrados en nuestra América, “lo cual es una enorme deuda social”.

“Ni tenemos que adorar al Tío Sam (Estados Unidos) ni tenemos que trancarnos por ninguna causa religiosa”, lo importante es darle respuestas a nuestra gente que espera, puntualizó.

“El Tío Sam está enfermo, lo está matando el egoísmo”, advirtió el Presidente, en referencia a la crisis que soporta Estados Unidos desde fines de 2008.

Mujica reflexionó sobre los acuerdos regionales que surgen a cada paso, “que uno no sabe si son disputas del Mercosur con algunas potencias que emergen en el Pacífico, que nos tienden la mano y nos invitan a una historia de futuro que es también un desafío”. “Ya no es solo el Tío Sam. ¿Será una mano o un lazo lo que nos están tendiendo?”, se preguntó con picardía.

Al respecto, sostuvo que hay que ser inteligente, no despreciar la fuerza creadora ni desafiar lo que está pasando en el Oriente lejano. “Nadie puede ignorar lo que pasa en Asia (…), pero la velocidad de los cambios del mundo de hoy no se vio en ninguna época”, opinó.

Siguiendo esa línea de pensamiento, Mujica instó a sus pares latinoamericanos a leer detenidamente el discurso realizado por el presidente de China, Xi Jinping, en la cumbre conjunta con la región realizada el 17 de julio en Brasilia.

“No recuerdo si alguna vez alguien vino a América Latina a proponernos estas cosas y es una invitación de características globales como nunca hemos tenido, y no debemos perder esta oportunidad”, apuntó.

“Pero, a su vez, sabemos que en este mundo los peces chicos se tienen que cuidar de los peces grandes”, alertó.

La propuesta de Xi a la región incluye un acercamiento comercial, económico, financiero, cultural y político, a través de una asociación estratégica de igualdad, beneficio mutuo y desarrollo común. En concreto ofreció un fondo de 35.000 millones de dólares para financiar proyectos de infraestructura y desarrollo, así como acuerdos de intercambio comercial.

Alcanzar la integración regional

Mujica explicó ante sus pares del Mercosur (Mercado Común del Sur) que lograr la integración es clave, porque “no hay lugar para los débiles en el mundo en que vivimos, sino que se están conformando seres de dimensiones planetarias” como Europa o China.

“Tenemos que juntar todo, terminar con la desconfianza y mirar lejos”. “Yo creo que el Mercosur ha hecho lo que ha podido y, si no hizo más, fue por nuestras limitaciones, pero no tenemos que estar conformes con lo hecho”, analizó.

Existe el peligro de quedarse corto y ciego porque este es el mundo del cambio, hay que estar a la altura de lo que se ha desatado, “necesitamos de este Mercosur como del pan”, así como programas y universidades comunes, inteligencia sin fronteras, porque “la batalla será con la herramienta del conocimiento”, añadió.

A su entender, con este panorama se hace necesario “hacer menos conferencias de estas y tener charlas cortas por teléfono”.

“Los presidentes tienen que poner a su lado a alguien que se encargue de la integración real (…) de simplificar, y para eso se precisa voluntad política”, alentó.

“Ah, eso no se lo pidan a los empresarios” advirtió.

Por último, Mujica hizo votos para que en este encuentro se entienda que esta es una pelea de carácter estratégico y a la que no podemos renunciar por los problemas que fluyen de nuestras sociedades.

“Los invito a pensar, compañeros, tenemos que hacer reuniones fructíferas y cuando no podamos sacar frutos, no juntarnos, hablarnos por teléfono, porque las masas nos exigen decisión”, enfatizó.

Fuente: Presidencia