Tras una buena cosecha y aumento en la demanda, empresas esperan que se avance en la regulación de exportaciones

Empresarios uruguayos de la industria de cannabis medicinal coinciden en que, durante la pandemia de coronavirus, la última cosecha fue buena, subió la demanda del producto y se generaron más fuentes laborales. Ahora el siguiente y más importante paso es lograr exportar. Los clientes están, los pedidos también, solo falta que el gobierno lo permita. La principal propuesta de los empresarios es unificar todos los decretos que regulan la industria en una sola ley que guíe la práctica de las empresas.

Para Marco Algorta, presidente de la Cámara de Empresas de Cannabis Medicinal (Cecam), “esta industria necesita de forma urgente generar liquidez”.

“Tenemos que terminar de ascender esa curva de conocimiento que recorrimos los últimos dos años. Ahora es el momento de autorizar nuevas exportaciones para generar liquidez y poder seguir desarrollando la industria” opinó Algorta.

Cecam ya se ha reunido con el nuevo gobierno para discutir las posibilidades de exportación, y según señalan varios de los socios, el diálogo ha sido muy positivo.

La principal preocupación de los empresarios es tener reglas claras para poder vender al exterior.

“Se terminó una cosecha bastante buena y estamos con la expectativa de que con el cambio de gobierno se puedan destrabar las exportaciones” comentó Eduardo Blasina, de la empresa Cannabis Medicinal.

Durante la pandemia Cecam llegó a su pico más alto de socios. Hoy 20 empresas forman parte de la Cámara.

Interés renovado
Para Blasina, abril fue un mes muy positivo para la industria. No solo la última cosecha fue buena, también subió la demanda en Estados Unidos y Canadá y hubo una suba en las acciones de las empresas del sector a nivel global. “Hemos visto un interés renovado” declaró.

Según informaron fuentes de Medic Plast, las ventas de sus medicamentos en Canadá también aumentaron durante la pandemia.

El presidente de la Cámara de Empresas de Cannabis Medicinal cree que “se ha abierto un espacio político” y opina que, a partir de ahora, la industria del cáñamo industrial y el cannabis medicinal en Uruguay tiene que tomarse con mucha seriedad.

Desde Medic Plast informaron que el plan de trabajo no se vio modificado por la pandemia, aunque el ritmo de venta se enlenteció, principalmente por el cierre de fronteras.

“No hemos modificado nuestros objetivos empresariales sino el tiempo en el que los queremos lograr. Adaptamos nuestras expectativas de tiempo y las ajustamos a la realidad”, aportaron.

La empresa se encuentra actualmente con un plan de educación para los médicos y pacientes a nivel local y regional.
“Estamos teniendo muy buena receptividad de los usuarios. La gente tiene más tiempo para leer e investigar y vemos que las consultas y dudas son cada vez más elaboradas. Queremos combatir el preconcepto desde el lado de la información y la educación”, agregaron.

Andrea Kruchik, fundadora de Yvy Life Sciences, explicó que hoy existen dos oportunidades de venta: cannabis para uso medicinal y para uso industrial.

Para Kruchik este es el momento crucial para exportar. “Hay muchas compañías que vienen almacenando producción de años previos y compañías como la mía que tienen la perspectiva de aumentar la producción. Solo lo vamos a poder hacer si vendemos lo que ya tenemos” comentó.

En tanto, Medic Plast, que vende sus medicamentos en farmacias, ya exporta a algunos países de la región directamente para el usuario.

“Las exportaciones ahora siguen, lo que está pasando es que el proceso de autorización está demorando más de lo que habíamos logrado”, comentaron fuentes de la compañía.

Oportunidades
Los entrevistados coincidieron en que Uruguay tiene varias oportunidades para desarrollar esta industria.

“Brasil autorizó el uso de CBD (cannabidiol) pero no la siembra y eso genera una oportunidad muy grande para nosotros. Brasil parece ser el gran mercado a mediano plazo”, dijo Blasina.

El empresario informó además que en el último mes, inversores de varios países han compartido planes importantes a nivel agrícola e industrial para desarrollar en Uruguay.

En los precios de venta también se ven oportunidades.

Kruchik explicó que en el mercado global, el kilo de cannabis para uso industrial (semilla, fibra y productos derivados del aceite) tiene un valor de US$ 10 a US$ 30, mientras que para uso medicinal el kilo se vende a US$ 3.000. Además, recordó que en un acuerdo con la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) Uruguay se comprometió a vender por año 80 toneladas de cannabis para uso medicinal.

“Si podemos exportar para fines medicinales, al precio de venta que nos están ofreciendo, por estas 80 toneladas estaríamos hablando de US$ 280 millones para fin de año” detalló la empresaria.

Para Algorta, presidente de Cecam, existen grandes oportunidades a nivel logístico.
“Uruguay tiene una oportunidad gigantesca en logística y la debemos aprovechar, porque este es uno de los sectores en los que se posiciona en el mundo”, consignó Algorta.

En este sector trabajan anualmente 250 personas, según datos del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca. Los trabajadores aumentan a 800 en todo el país en la zafra de los procesos de siembra, cosecha y secado.

Kruchik explicó que esta industria tiene un gran impacto a nivel local ya que empresas como Yvy trabajan con granjas familiares.

La producción de flores para CBD de baja densidad se centra en Salto, el centro de Canelones y la zona de Libertad, en San José.

La producción de biomasa y grano tiene una gran concentración en Florida.

Algorta coincidió en que el sector será importante para la reactivación de esas economías locales después de la pandemia.

LAS CIFRAS DEL CANNABIS EN URUGUAY

600
hectáreas fueron las sembradas y en las que se trabajó en la última cosecha realizada en marzo y abril; la mitad corresponde a biomasa y grano
250
personas conforman el personal estable del sector, que en épocas de zafra de siembra, cosecha y secado llega a 800
3
departamentos concentran la producción de flores para CBD (baja densidad): Salto, Canelones y San José

Fuente: El Observador