A los 13 años, Pedro Sales compitió con su robot contra estudiantes de bachillerato, UTU e incluso Facultad de Ingeniería, y les ganó. Dos años después, tiene las valijas prontas para viajar al Mundial de Robótica 2015.
Desde febrero, Pedro trabaja 12 horas semanales en su robot junto a Guillermo Trinidad (15 y 17 años). Lo hacen después de clase, de cuatro a ocho de la noche. El objetivo: participar de la RoboCup en Heféi, China, uno de los eventos más importantes de la tecnología mundial, donde buscarán conquistar el título mundial.
En el escritorio de la casa de Pedro, hay piezas robóticas de todo tipo. Junto a Guillermo debaten cómo pueden hacer para que el robot cumpla con su objetivo en el certamen que se avecina. Deberá rescatar a una víctima en medio de una catástrofe y trasladarla a un refugio.
Todo formará parte de un simulacro en el que el robot de los uruguayos deberá desenvolverse de forma autónoma y superar el desafío en menos de ocho minutos. La víctima será personificada con esferas; el robot deberá recogerlas y transportarlas a una caja que simulará ser un refugio.
Tres motores, sensores de distancia y un teléfono inteligente formarán parte del equipamiento del robot celeste. Los motores ampliarán su capacidad de movimiento, los sensores le permitirán captar qué objetos hay a su alrededor y resolver cómo eludirlos, y el teléfono lo proveerá de una cámara para rastrear el terreno por donde se vaya trasladando.
La construcción y programación del robot les insume unos 1.000 dólares, para lo cual cuentan con el apoyo del Plan Ceibal y empresas privadas. Pero el proyecto no se reduce al equipo; en este tiempo estuvieron también abocados a reunir financiación para el viaje al gigante asiático.
Ambos tienen claro que quieren ir a ganar. Pero aseguran que más les seduce es el camino. «Siempre está bueno intentar obtener el mejor resultado, pero el proceso también está bueno», afirma Guillermo.
En este sentido, Pedro comenta cuánto le gustó instruirse en áreas de la tecnología que antes desconocía. «Tuvimos que aprender sobre procesamiento de imágenes y ahora tenemos que saber sobre trigonometría. Es todo un proceso», añade el pequeño especialista.
La trigonometría es una rama de la Matemática que tiene aplicaciones en Astronomía para medir distancias a estrellas próximas, distancias entre puntos geográficos y también se aplica en el sistema global de navegación por satélite.
La participación en el certamen de China vinculará a los adolescentes uruguayos con liceales y grandes ingenieros de la robótica mundial. Sobre este aspecto, Federico Andrade, el tutor de ambos expresó que «está bueno» que puedan ir y encontrarse con «ese tipo de gente». Andrade estará con los adolescentes para ayudar a conquistar un nuevo mundial (en 2014 estuvo junto a Pedro en Brasil, donde también ganó).
El concurso les dará la posibilidad, asimismo, de hablar en inglés permanentemente, algo que los entusiasma. También quieren aprender chino. «Calculo que a la vuelta alguna palabra en chino vamos a saber», bromea Guillermo.
Pasión robótica
Guillermo y Pedro se conocieron en Sumo Robot, la competencia que Sales ganó a los 14 años en Facultad de Ingeniería. El año pasado pensó en él luego que Joaquim Silveira, su compañero en el mundial del 2014, le comunicó que no iba a asistir al torneo internacional en 2015.
Le planteó a Guillermo formar una pareja de cara a la competencia de China y este le contestó «en seguida» que le entusiasmaba la idea. Trinidad, que empezó a asistir al evento de la Facultad de Ingeniería hace dos años, conoció esta área de la tecnología gracias al Plan Ceibal. «En mi liceo había piezas y ahí me empecé a interesar», comenta.
Crecer entre robots y sus dispositivos
Los primeros recuerdos de Pedro Sales en relación a la robótica son de cuando observaba, con 10 años, los torneos de la Facultad de Ingeniería. A los 13 compitió en el torneo de Sumo Robótico, una competencia que organiza la facultad de Ingeniería desde hace más de una década. Compitió con un robot contra estudiantes de la facultad, de bachillerato, de UTU y les ganó. Desde ahí, empezó a ser respetado en estos certámenes. A los 14 años, volvió a ganar en ese torneo y en el certámen internacional RoboCup (mundial de la disciplina) en el que además de llevarse el título mundial lo premiaron por innovación electrónica.
Fuente: El País