Esta semana se produjo la primera exportación de pulpa de caracol a San Pablo.

Danilo Tubino -impulsor de la cría de caracoles en Uruguay y quien más sabe del tema según sus colegas-cuenta que se empezó con esta actividad en 2003, en plena crisis pero la vieron como una “solución de vida para muchos uruguayos que estaban en la miseria”.

“Pero la visión que tuvimos nosotros la tuvo hasta el propio LATU, que apadrinó y supervisó diez criaderos de caracoles. Es que la vieron fácil porque hicieron números y si un caracol pone un promedio de 90 huevos 4 veces por año, dijeron ¡es un gran negocio!”. “Pero resulta que criar caracoles no era tan fácil… resultó que los españoles nos pagaban US$ 6 dólares el kilo de caracol puesto en Madrid pero poner un kilo de caracoles allá cuesta US$ 4,14, no tenés seguro y no ponen carta de crédito porque es carga viva. Y juntar los caracoles que ellos querían, de tres centímetros de diámetro, biselados, con caparazón duro no es tan fácil como juntar caracoles de la cuneta. Entonces aparecieron muchos cursos pero que no sirvieron. A partir de estos fracasos, tuvimos que generar una zootenia válida, tuvimos que generar mercado y un cliente. Hoy lo tenemos en Escargot Funcia de Brasil, quien nos compró esta semana la primera partida de pulpa de caracol congelado, la primera exportación de caracoles de nuestra producción” expresó Tubino.

El productor caracolero dijo que esta partida es pequeña, simplemente una pequeña caja de pulpa de caracol, más que nada “para abrir el camino burocrático” que es muy complicado en Brasil pero afirma que en noviembre comienza la exportación real, porque “serán 300 kilos y el año que viene la proyección es exportar tres toneladas, en dos períodos ya que hay que respetar los plazos biológicos puesto que las faenas son mayo-junio y noviembre-diciembre”.

Dice que el caracol se le vende a Brasil a 600 pesos el kilo, “solo de pulpa pero esta se obtiene de ese caracol que le compramos al productor a 80 pesos, que es el 40% del peso total del caracol. A eso hay que aplicarle el costo del proceso industrial y los costos de exportación. O sea que la utilidad no es mala, pero tampoco es extraordinaria”, confiesa.

Fuente: República