El reconocido chef uruguayo, autor del libro «Nuestras recetas de siempre», premiado en Paris y cuyo restaurante montevideano Tona, es socio de «marca país», estuvo en Mendoza promocionando la comida típica de la «otra orilla», que de ningún modo se agota en los muy conocidos «chivitos».

En diálogo con Télam, Soca explicó que «en este momento Uruguay va creciendo de a poco, pero el que ha crecido mucho es el productor, y esto implica que pueda crecer la variedad gastronómica, ya que se pueden producir diferentes platos, más allá de la parrilla».

Soca ha sido galardonado en 2015 con el ‘Premio Manuel Oribe’ a la Cultura Gastronómica, y el Gobierno de Uruguay a su Restaurante Tona lo declaró como «Marca País», mientras que su libro obtuvo en París en 2013 el premio ‘Gourmand’ como mejor libro de cocina Latinoamericana.

«Mi país -agregó- siempre fue conocido por su variedad de parrillas, carnes, y hoy los restaurantes están yendo más a una cocina con más identidad, no tanto a la parrilla en sí, y yo soy uno de esos cocineros que está tratando de que Uruguay sea conocido por su cocina típica más que por la parrilla, y todo eso yo lo reflejo en Tona, que es el restaurante que abrí en homenaje a mi abuela, y a las abuelas en general y a la cocina uruguaya».

En relación a cómo la gastronomía moviliza al turismo y qué se come en el lugar que los viajeros visitan, el cocinero apuntó: «Grata es la sorpresa cuando llegan a Montevideo y los turistas se encuentran con la novedad: ¿Hay un restorán de cocina uruguaya? Es algo raro, porque siempre era llegar a Uruguay, concurrir a una parrilla a comer un chivito».

«Por eso- continuó- para el turista encontrarse con esto es una novedad, y se preguntan :¿qué hay en la carta?’. Y se encuentran con preparaciones como buñuelos de espinaca, estofados, cazuelas, guisos, costillas a la milanesa, gran variedad de platos de la cocina típica nuestra, que es cocina de descendientes de inmigrantes, básicamente de españoles e italianos».

«Yo tenía un restorán francés, pero luego de publicar ‘Recetas uruguayas de siempre’, dije: tengo que acompañar el camino del libro y ahí fue que decidí abrir este restorán y busqué una zona que no fuese comercial, y me decidí por este lugar, en Pocito, que es de fácil acceso para llegar, pero que no está en la movida de los restoranes donde está todo el circuito», contó Soca.

«Me puse en una esquina, en una casa de los años 40, de dos pisos, con un jardín vertical, una decoración moderna pero con toque de abuela, una cocina abierta, pero con una ganchera, llena de tachos, cosas de abuelas, mesada. En la carta de la abuela todo se sirve en platos esmaltados, y la de ‘Hugo’ en platos de porcelana actuales», apuntó.

Sobre los reconocimiento que obtuvo su restorán típico uruguayo, Soca detalló que «una de las gratas sorpresas que me dio Tona, fue una vez en que me avisaron: ‘somos del New York Times, estuvimos en Uruguay y Tona ha sido elegido para publicarlo como destacado en Montevideo’. Eso fue una satisfacción muy grande, como el reconocimiento al trabajo, y es lo más lindo que a uno le puede pasar».

Hugo Soca es diplomado en Cocina y Panadería, tiene un posgrado en Pasteleria y es sommelier; posee estudios en Cordón Blue, de París y Paul Bocause, en Lyon; ha realizado viajes de especialización culinaria en Marruecos, Italia, Francia y Perú; y desde hace dos años cocina en la TV de Montevideo en el magazine Buen día Uruguay.

Sobre su reciente visita a Valle de Uco, en Mendoza, aseguró: «Estuve en Andeluna, y me hicieron vivir una experiencia única. Cuando te invitan a cocinar en muchos lugares y no conocés al cocinero, es difícil, pero con Santiago Orozco -su chef- al minuto habíamos pegado muy buena onda, muy buena química, empezamos a charlar de todo, cada uno respetó su espacio».

«Fue una energía tan fluida y buena la que se generó, que eso me permitió trabajar libremente, y aprendimos mutuamente de nuestras recetas y de nuestras cocinas. Me hicieron vivir una experiencia única», resaltó.

«Mendoza es un lugar que siempre tenía pendiente de venir, la conocía por fotos, o a través de los vinos que tengo en mi restorán, y la verdad es que me enamoré sinceramente y de corazón de esta provincia».

«Es un lugar paradisíaco, con una gran energía, diferente a muchos otros que he conocido. El paisaje, la gente, los productos, son únicos. Creo que Mendoza tiene todo lo que un cocinero necesita, y pronto estaré volviendo», finalizó.

Fuente: Telam